Dificultad: Baja
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 11 kilómetros y 3 horas.
Situación
Saldremos de Burgos por la N-627 en dirección norte
hasta el kilómetro 53. Aquí tomamos la carretera que hacia la derecha conduce a
los pueblos de La Lora. Pasados
tan sólo un par de kilómetros encontramos el desvío que en unos tres kilómetros
nos lleva hasta Hoyos del Tozo.
Puntos de Interés
Pueblo de Hoyos del Tozo.
Cortados rocosos. Bosques de quejigos. Bosque de ribera. Curso del Rudrón.
Surgencia de la Fuentona.
Descripción de la Ruta
Tomamos
como referencia la pequeña iglesia de Hoyos de Tozo, aún más empequeñecida por la
gran roca bajo la que se encuentra. Dejamos el edificio a nuestra derecha
siguiendo una estrecha pista asfaltada. Antes de llegar a un chalet aislado un
sendero hacia la derecha nos lleva a una pequeña cascada (seca en periodo
estival).
Bordeamos
el chalet y empezamos a ascender por un sendero tallado en la roca. Tras dos
revueltas tenemos el desvío que nos lleva en poco más de un kilómetro hasta el
pueblo de Barrio-Panizares. Lo ignoramos y seguimos el sendero tallado en la
roca hasta llegar a un depósito de agua. Lo dejamos a nuestra izquierda y
afrontamos una rampa algo más dura por un terreno bastante desprovisto de
vegetación. El camino va algo separado de los cortados, pero nos podemos asomar
para ver Hoyos del Tozo a nuestros pies y el inicio del cañón de Rudrón
propiamente dicho.
Bajamos
un tramo y afrontamos una nueva cuesta que nos llevará a la cota superior de la
jornada de hoy. Desde este punto tenemos una vista más abierta y se empiezan a
ver cada vez más quejigos, el árbol protagonista de la ruta de hoy. Descendemos
suavemente entre árboles y campos de cultivo y volvemos a ascender coincidiendo
con un giro y el paso a una pista mucho más marcada. La configuración del cañón
y el arbolado hace un poco difícil apreciarlo en todo su amplitud.
Al
poco llegaremos hasta los restos casi desaparecidos del antiguo pueblo de
Ceniceros. Son apenas perceptibles ya que la vegetación los ha devorado casi en
su totalidad. Un desvío se introduce entre los mismo y acaba llegando al
antiguo sendero que utilizaban sus habitantes para bajar hasta el río y
utilizar el molino (que llevaba el curioso nombre de “Rasgrabagas”), hoy
también desparecido.
Al
poco de dejar atrás el antiguo pueblo tenemos una fantástica panorámica del
cañón. Vemos como el mismo no es uniforme ni en cuanto a profundidad ni en lo
relativo a los sucesivos meandros que traza. Tras superar una zona con el
sendero tallado en la roca tenemos otras buenas perspectivas y bajamos con
facilidad hasta el curso del río.
De
frente continúa un sendero relativamente ancho, casi un camino, pero nosotros
giramos a la izquierda adentrándonos en un sendero que remonta el río. Avanzamos
entre la espesura que lo acompaña. Según la configuración del valle nos
alejaremos más o menos del agua e incluso por momentos ascenderemos algo por la
ladera. Este río se caracteriza por su pureza, y tradicionalmente ha tenido
fama truchera. Con un poco de atención podremos ver algún ejemplar, otra cosa
es que podamos tomar una foto decente.
Poco
después de los restos de un antiguo puente el sendero se estrecha claramente
pero siempre podremos seguirlo sin demasiada complicación. Algo después vemos
una nueva caída de agua resto de un antiguo molino. Más adelante, coincidiendo
con un profundo meandro del cañón encontramos una caudalosa surgencia que nace
directamente de las entrañas de la roca y que recibe el nombre de “La Fuentona”.
Momentos después hemos de descender bruscamente unos metros en la búsqueda de
la orilla del río.
A
partir de aquí el sendero tiende a alejarse del cauce, lo que es una pena pues
es la zona más agreste y con mayores saltos de agua. Dejamos atrás los restos
de una antigua central hidroeléctrica y un poco más adelante vemos los restos
de otro molino. Poco después podremos bajar con cierta facilidad a ver uno de
los saltos de agua.
Al
poco y casi sin darnos cuenta el entorno cambia bruscamente. El río vuelve a
amansarse y la vereda se transforma en un ancho camino. La sombra desaparece y
volvemos a encontrar campos de cultivo. Ahora podemos ver las horadadas rocas,
aptas para la cría de muchas especies de aves. Ya sólo nos queda cubrir los
cerca de dos kilómetros que nos separan de Hoyos.
A
medida que nos acercamos al pueblo nos vuelve a llamar la atención su ubicación
a la sombra de los cortados calizos. Nos llevará unos minutos recorrer el
alargado caserío hasta la iglesia donde iniciamos el recorrido.
Comentarios
La
sencilla ruta propuesta consiste en el núcleo principal del cañón, pudiéndose
complementar de muchas maneras. Se puede empezar desde el pueblo de
Barrio-Panizares, lo que alarga la excursión algo más de dos kilómetros en
total.
Otra
opción, más interesante que la anterior, consiste en alargar la excursión desde
Ceniceros hasta el pueblo de San Andrés de Montearados o incluso hasta
Moradillo del Castillo, llegando a unos 18 kilómetros en total; aunque a ambos
pueblos podemos acceder con una ruta complementaria a esta y que también hemos
descrito en este blog.
Tanto
la ruta descrita como las combinaciones propuestas forman parte de la red de
senderos del parque de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón. En el mismo se ha
optado por proponer “redes” de trazados, para que cada andarín decida la
combinación que más le convenga. En el momento de realizar la ruta (julio de
2019) la señalización es correcta.
La
zona de rápidos de la parte más alta del cañón, en las cercanías del último
molino, resulta muy espectacular en momentos de fuertes deshielos. Podéis
comprobarlo en el siguiente enlace.
Track para GPS (pulsar para más información)
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Vídeo con imágenes del recorrido.
Ostras...No lo conocía...
ResponderEliminarGracias.
la hicimos al reves..descubriendo el cañón aparecimos sin saber en hoyos del tozo..alli los lugareños nos obsequiaron con un refrigerio en una especie de tasca y nos indicaron la vuelta por ceniceros y san andres. Clavamos tu ruta de casualidad. Recomendable en epoca de agua..no vimos las nutrias pero oir si que se oian. Amigos de Ibarrangelu
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