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miércoles, 1 de julio de 2020

Ruta de senderismo: El cañón del Rudrón

Eclipsado ante la fama del cercano cañón del Ebro, el cañón del Rudrón es mucho menos conocido. Tal vez desde el punto de vista visual sea menos rotundo, pero lo compensa en buena medida con una naturaleza más indómita y pura.

Dificultad: Baja
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 11 kilómetros y 3 horas.




Situación

Saldremos de Burgos por la N-627 en dirección norte hasta el kilómetro 53. Aquí tomamos la carretera que hacia la derecha conduce a los pueblos de La Lora. Pasados tan sólo un par de kilómetros encontramos el desvío que en unos tres kilómetros nos lleva hasta Hoyos del Tozo.

Puntos de Interés

Pueblo de Hoyos del Tozo. Cortados rocosos. Bosques de quejigos. Bosque de ribera. Curso del Rudrón. Surgencia de la Fuentona.

Descripción de la Ruta

Tomamos como referencia la pequeña iglesia de Hoyos de Tozo, aún más empequeñecida por la gran roca bajo la que se encuentra. Dejamos el edificio a nuestra derecha siguiendo una estrecha pista asfaltada. Antes de llegar a un chalet aislado un sendero hacia la derecha nos lleva a una pequeña cascada (seca en periodo estival).

Bordeamos el chalet y empezamos a ascender por un sendero tallado en la roca. Tras dos revueltas tenemos el desvío que nos lleva en poco más de un kilómetro hasta el pueblo de Barrio-Panizares. Lo ignoramos y seguimos el sendero tallado en la roca hasta llegar a un depósito de agua. Lo dejamos a nuestra izquierda y afrontamos una rampa algo más dura por un terreno bastante desprovisto de vegetación. El camino va algo separado de los cortados, pero nos podemos asomar para ver Hoyos del Tozo a nuestros pies y el inicio del cañón de Rudrón propiamente dicho.

Bajamos un tramo y afrontamos una nueva cuesta que nos llevará a la cota superior de la jornada de hoy. Desde este punto tenemos una vista más abierta y se empiezan a ver cada vez más quejigos, el árbol protagonista de la ruta de hoy. Descendemos suavemente entre árboles y campos de cultivo y volvemos a ascender coincidiendo con un giro y el paso a una pista mucho más marcada. La configuración del cañón y el arbolado hace un poco difícil apreciarlo en todo su amplitud.

Al poco llegaremos hasta los restos casi desaparecidos del antiguo pueblo de Ceniceros. Son apenas perceptibles ya que la vegetación los ha devorado casi en su totalidad. Un desvío se introduce entre los mismo y acaba llegando al antiguo sendero que utilizaban sus habitantes para bajar hasta el río y utilizar el molino (que llevaba el curioso nombre de “Rasgrabagas”), hoy también desparecido.

Al poco de dejar atrás el antiguo pueblo tenemos una fantástica panorámica del cañón. Vemos como el mismo no es uniforme ni en cuanto a profundidad ni en lo relativo a los sucesivos meandros que traza. Tras superar una zona con el sendero tallado en la roca tenemos otras buenas perspectivas y bajamos con facilidad hasta el curso del río.

De frente continúa un sendero relativamente ancho, casi un camino, pero nosotros giramos a la izquierda adentrándonos en un sendero que remonta el río. Avanzamos entre la espesura que lo acompaña. Según la configuración del valle nos alejaremos más o menos del agua e incluso por momentos ascenderemos algo por la ladera. Este río se caracteriza por su pureza, y tradicionalmente ha tenido fama truchera. Con un poco de atención podremos ver algún ejemplar, otra cosa es que podamos tomar una foto decente.

Poco después de los restos de un antiguo puente el sendero se estrecha claramente pero siempre podremos seguirlo sin demasiada complicación. Algo después vemos una nueva caída de agua resto de un antiguo molino. Más adelante, coincidiendo con un profundo meandro del cañón encontramos una caudalosa surgencia que nace directamente de las entrañas de la roca y que recibe el nombre de “La Fuentona”. Momentos después hemos de descender bruscamente unos metros en la búsqueda de la orilla del río.
A partir de aquí el sendero tiende a alejarse del cauce, lo que es una pena pues es la zona más agreste y con mayores saltos de agua. Dejamos atrás los restos de una antigua central hidroeléctrica y un poco más adelante vemos los restos de otro molino. Poco después podremos bajar con cierta facilidad a ver uno de los saltos de agua.

Al poco y casi sin darnos cuenta el entorno cambia bruscamente. El río vuelve a amansarse y la vereda se transforma en un ancho camino. La sombra desaparece y volvemos a encontrar campos de cultivo. Ahora podemos ver las horadadas rocas, aptas para la cría de muchas especies de aves. Ya sólo nos queda cubrir los cerca de dos kilómetros que nos separan de Hoyos.

A medida que nos acercamos al pueblo nos vuelve a llamar la atención su ubicación a la sombra de los cortados calizos. Nos llevará unos minutos recorrer el alargado caserío hasta la iglesia donde iniciamos el recorrido.

Comentarios

La sencilla ruta propuesta consiste en el núcleo principal del cañón, pudiéndose complementar de muchas maneras. Se puede empezar desde el pueblo de Barrio-Panizares, lo que alarga la excursión algo más de dos kilómetros en total.

Otra opción, más interesante que la anterior, consiste en alargar la excursión desde Ceniceros hasta el pueblo de San Andrés de Montearados o incluso hasta Moradillo del Castillo, llegando a unos 18 kilómetros en total; aunque a ambos pueblos podemos acceder con una ruta complementaria a esta y que también hemos descrito en este blog.

Tanto la ruta descrita como las combinaciones propuestas forman parte de la red de senderos del parque de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón. En el mismo se ha optado por proponer “redes” de trazados, para que cada andarín decida la combinación que más le convenga. En el momento de realizar la ruta (julio de 2019) la señalización es correcta.

La zona de rápidos de la parte más alta del cañón, en las cercanías del último molino, resulta muy espectacular en momentos de fuertes deshielos. Podéis comprobarlo en el siguiente enlace.

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Track para GPS (pulsar para más información)

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Vídeo con imágenes del recorrido.


2 comentarios:

  1. la hicimos al reves..descubriendo el cañón aparecimos sin saber en hoyos del tozo..alli los lugareños nos obsequiaron con un refrigerio en una especie de tasca y nos indicaron la vuelta por ceniceros y san andres. Clavamos tu ruta de casualidad. Recomendable en epoca de agua..no vimos las nutrias pero oir si que se oian. Amigos de Ibarrangelu

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