La carretera Tirgo-Miranda de Ebro deja a ambos lados los enclaves burgaleses de Sajuela y Ternero, de los que hablamos hace escasas fechas. Siguiendo la misma en dirección norte llegamos muy pronto a tierras burgalesas y casi instantáneamente nos encontramos con las instalaciones de la residencia de ancianos de San Miguel del Monte, gestionada por la Diputación Provincial.
Lo que no sabe mucha gente es que esta residencia ocupa el recinto del antiguo monasterio de San Miguel del Monte o de la Morcuera. Para contar algunos datos sobre este monasterio nos guiaremos por los contenidos de la pequeña obra "San Miguel del Monte" de José Javier Vélez Chaurri.
Al parecer existía hacia el siglo XIV en estos bajos pero escarpados montes un conjunto eremítico que había acabado derivando en una ermita. Probablemente a iniciativa de los propios ermitaños el obispo de Calahorra fundaba el Monasterio de San miguel del Monte o de la Morcuera en 1398. En todo caso la primera patrona fue la hermana del obispo, Leonor de Guzmán, esposa del Canciller Mayor de Castilla, Pedro López de Ayala, cuya familia estará estrechamente vinculada al monasterio en las siguientes generaciones (los lobos de su escudo aún aparecen en algunas partes del monasterio.
Entre 1419 y 1426 se convierte en granja del Monasterio de La Estrella, en La Rioja. Pero debido al interés de la localidad de Miranda de Ebro recupera la condición de Monasterio. En realidad sería el hijo del fundador, Fernán Pérez de Ayala, el que acometería la primera fábrica monasterial.
En estos años, más que propiedades, el monasterio recibe donaciones directas de objetos y herencias que rápidamente se venden para la obtención de dinero en metálico. En 1507 reciben de herencia de María de Guevara y Ayala 130.000 maravedíes. Poco antes había recibido toda la herencia de doña Elvira Manrique de Quiñones, emparentada con los Condestables de Castilla, superior a los 230.000 reales. Estas donaciones permitieron la edificación de la gran iglesia cuyos restos aún observamos. Pero además permitió al monasterio entrar en contacto con Juan de Rasines.
En el siglo XVI el arquitecto Juan de Rasines, el arquitecto de los Condestables de Castilla, lleva a cabo la obra fundamental de iglesia y claustro. A caballo entre el último gótico y el renacimiento. Juan de Rasines es autor de grandes obras, entre las que podemos citar en nuestra provincia el
Monasterio de Santa Clara de Briviesca y la capilla mayor del monasterio de La Vid. Los restos de esta iglesia, así como una de las cuatro pandas del claustro, aún se erigen tambaleantes en el interior.
Llaman la atención la portada flanqueada por dos contrafuertes cilíndricos culminandos en agujas, similares a los que aún pueden verse en la cercana iglesia de Orón. El vano de entrada fue transformado en el siglo XVII.
Al interior se observan los muros exteriores y el arranque de las nervaduras góticas.
Respecto al claustro, hoy sólo podemos descubrir uno de los lados de la planta baja.
En el siglo XVII se afrontan algunas reformas. Se cambia la portada de acceso y se acometen edificios auxiliares. Lo que queda ellos lo constituye el edificio de la residencia actual, con esta fachada que probablemente proceda de la antigua portería.
Tras la exclaustración, nada de sabe de los valiosos tesoros que según referencias poseía el monasterio. Únicamente podemos seguir la pista de una reja que se conserva en el atrio de la parroquia de Santa María de Miranda de Ebro y algunas obras menores que forman parte de los depósitos del museo de Burgos. No hace muchos años se descubrió en Alcedo (Álava) un retablo de Santiago procedente del monasterio, realizado a principios del siglo XVII.
Desde el 1892 la congregación de los Sagrados Corazones empieza a comprar posesiones del antiguo monasterio de San Miguel que habían pasado a particulares. Para 1908 ya habían adquirido todas las propiedades, y sería convertido en noviciado en 1917. En 1952 se hicieron grandes reformas en el lugar para convertirlo en seminario, obras que dieron al traste con buena parte del claustro (quedaban los cuatro lados de la planta baja y solo dejaron uno). En 1973 el antiguo monasterio de jerónimos pasó a ser residencia de ancianos administrada por la Diputación Provincial.
Por cierto, que dentro de las propiedades de la Diputación se encuentran las fincas situadas al otro lado de la carretera, alquiladas ahora para el proyecto de recuperación del chacolí burgalés. Otra curiosidad es que hace poco existía un proyecto para convertir en auditorio parte de las instalaciones y ponerlas en valor de alguna manera, proyecto abandonado ahora por causa de la crisis.
De la búsqueda bibliográfica encontramos dos interesantísimas imágenes. Esta publicada en 1853 en el Seminario Pintoresco Español.
Y sobre todo esta de finales del siglo XIX, ya en fotografía, perteneciente a la Colección Ramón Ojeda del Instituo Municipal de Historia de Miranda de Ebro. Vemos que quedaba buena parte de la planta baja del claustro.
Para concluir os trascribo este precioso soneto, parcialmente borrado, que se encuentra impreso en una de las columnas de la fachada (he intentado completar los huecos).
Fuiste, ya no eres más. Tus fuertes muros
un día en tierra con fragor cayeron
y hoy ni sombra son de lo que fueron
los que al cielo aún se elevan inseguros
De piqueta fatal los golpes duros
ay! En polvo y en nada convirtieron
las delicadas obras que surgieron
del cincel a los mágicos conjuros.
¡Bien pareces así! Tus calcinadas piedras
dirán para siempre al caminante
quien el culpable fue de este suceso.
Mientras contra el volviéndose indignadas
herirán con acento fulminante
a los falsos profetas del progreso.
(P.Carmelo Albiol)