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viernes, 27 de julio de 2012

Vacaciones 2012


Pues sí, es el momento del descanso. Nos "leemos" a finales de agosto.

P.D.: A ver si por entonces la gente tiene más ganas de escribir comentarios.

lunes, 23 de julio de 2012

Ruta de Senderismo: Los castaños de Arroyo de San Zadornil

El apartado y semidesconocido municipio de Jurisdicción de San Zadornil presenta unos valores naturales variados y en ocasiones sorprendentes, como este bosquecillo de centenarios castaños. Nos acercaremos al paraje mediante una sencilla ruta que aporta otros elementos de interés.


Dificultad: Baja
Orientación (sin GPS con cartografía o track): Normal
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 2 horas 45 minutos y 10 kilómetros.


lunes, 16 de julio de 2012

Santa María del Campo: cabeza de las behetrías de Castilla

Desde Escuderos enfilamos ya hacia Santa María del Campo, la principal escala en esta ruta por la comarca del Arlanza, pero antes hacemos una breve parada en este pequeño lugar para echar un vistazo a la ermita de la virgen de Escuderos, foco de una romería a finales del mes de septiembre a la que acuden todos los pueblos de la zona.


Cuando llegamos a Santa María del Campo la principal atracción hacia el visitante la ejerce su iglesia y sobre todo la excepcional torre barroca de la misma; pero vamos a dedicar antes unas líneas al propio pueblo que como veréis lo merece.

El diccionario de la RAE aún recoge la acepción medieval de “behetría”, como población cuyos vecinos, como dueños absolutos de ella, podían recibir por señor a quien quisiesen. Muchos habremos oído hablar del libro “becerro de las Behetrías”, escrito en el siglo XIV, en el que se describen muchos de estos lugares y que constituye una excepcional fuente de información para conocer la realidad castellana de aquella época.

La behetría es por tanto uno de los primeros ejemplos del poder popular. Pueden acogerse a la protección de un señor, pero este vínculo puede romperse a voluntad de los vecinos de la localidad. En estas localidades todos los vecinos son libres y en plano de igualdad, no permitiéndose la permanencia ni hacienda de hijosdalgos, salvo que renuncien a su fuero, por eso en Santa María hay tan pocos escudos. Hay que tener en cuenta que las personas que tenían el carácter de hijosdalgos pagaban muchos menos impuestos creando fuertes desigualdades en los pueblos.

Aunque en estos primeros siglos de la Edad Media hubo muchas localidades de behetría, Santa María del Campo es probablemente la más importante y representativa de todas ellas; tanto que a principios del siglo XV fue designada como cabeza de las Behetrías de Castilla. Durante estos turbulentos años de gran poder nobiliario esta localidad se defendió del poder señorial; y tal vez fruto de ello fue la construcción de una muralla que rodeaba todo el perímetro de la villa; y de la cual aún se conservan los tres arcos o puertas de entrada.


Al sur tenemos este arco de La Vega, que sirvió precisamente como Archivo de las Behetrías y sede de la institución. Como vemos conserva perfectamente, como las otras dos puertas, la plataforma y almenas superiores. Queremos hacer llamar la atención sobre los escudos picados que vemos en las puertas. Aunque existen otras hipótesis, está bastante extendida la creencia de que estos escudos fueron hechos tallar por el Duque de Lerma a comienzos del siglo XVII cuando se hizo con el dominio de la villa como una muestra más de su poder omnímodo.


Cuentas las crónicas que el Duque fue silbado en su entrada a la localidad y que los escudos fueron picados con saña cuando el de Lerma cayó en desgracia (tanto apreciaban su independencia los vecinos). Tal vez aquí se creara aquella copla alusiva al momento en que el personaje se hizo nombrar cardenal para evitar su juicio.


Para no morir ahorcado
el mayor ladrón de España
se vistió de colorado

 

Pero vamos ya hacia el segundo arco, el de Costana, al oeste. La tradición popular señala que al lado del mismo había en el pasado una ermita bajo la advocación de Nuestra Señora de la Toba. A esta virgen se encomendó una tullida que consiguió curarse. Desde entonces se hizo costumbre que las parejas de novios se encomendaran a esta Virgen justo antes de casarse.


Y al norte tenemos el arco de la Fuente, que sirvió de cárcel. Como vemos los tres arcos son casi gemelos.


En el siglo XVI la villa alcanza su mayor esplendor, siendo incluso corte temporal en el reinado de Doña Juana. Fue testigo durante un mes del delirante viaje de la reina con el cadáver de su esposo, en 1507. La reina se alojó en la conocida como Casa del Cordón, que recuerda lejanamente a su homónima de la capital.

viernes, 13 de julio de 2012

La leyenda de Torremoronta

Desde la carretera Lerma-Quintana del puente se observa todavía desafiando al tiempo la espadaña del antiguo lugar de Torremoronta.


Al parecer en Torremoronta existió en el pasado un monasterio y un castillo medieval, cuyos dueños acabaron trasladándose a la Casa del Cordón que se levanta en Santa María del Campo (la veremos en próximas entradas). De hecho junto al altar mayor de la monumental iglesia de Santa María tenemos el sepulcro de los señores de Torremoronta. También se supone que sendas cruz y custodia de plata provienen del abandonado lugar.

Según una antigua tradición, cuando los señores decidieron el traslado, no tenían muy claro si  realizarlo hacia Santa María o hacia Palenzuela (ya en la provincia de Palencia) y para dilucidarlo organizaron una carrera de procesiones que ganaron los de Santa María.

 

miércoles, 11 de julio de 2012

Retortillo, un patrimonio invisible para el común de los mortales

Esta imagen de un portón o las naves ganaderas situadas al otro lado de la carretera serán las únicas imágenes que podrán contemplar la gran mayoría de los burgaleses de esta gran finca de Retortillo, la de mayor tamaño de toda la provincia.



Debido a su aislamiento y al hecho de ubicarse en la transición entre las vegas del Arlanza y los páramos del Cerrato, y también debido a una trabajada gestión, tiene unos grandes valores naturales. Su amplio territorio se articula en distintos ecosistemas que van desde los maduros encinares y sabinares, hasta los sotos de los ríos Arlanza y Franco, pasando por las escarpadas zonas rocosas y extensas áreas esteparias. Esta diversidad de bosques y ambientes, junto a su aislamiento ha favorecido que su fauna sea también variada y abundante.


Pero si nos hemos fijado en Retortillo es sobre todo porque sabemos que allí existe uno de los escasísimos templos de origen mozárabe de toda la península, siendo su elemento más notable el arco de herradura que da paso a la cabecera del templo. El origen de la fundación de Retortillo nos es desconocido, aunque los signos arquitectónicos se remontan de manera evidente al menos al siglo X, debido al arte mozárabe que muestra.

Disponemos de un excepcional documento histórico del siglo XI. En él el rey Fernando I (1016-1065), hijo de Sancho III el Mayor de Navarra y rey de Castilla y León, anexiona al monasterio de Arlanza, el 1 de Julio de 1048, el de Santa María de Retortillo con sus dependencias. En el documento se hace una referencia a que este monasterio pertenecía a la familia real desde antes, pudiendo remontarse al conde Fernán González.

Junto al monasterio de Retortillo se incorporan a Arlanza estas posesiones: San Millán de Belbimbre, Santa Juliana de Burgos, San Fausto de Cerezo, pozos de sal en Añana, la iglesia de San Román de Carazo, San Juan Bautista de Huerta de Rey, bienes en Quintanarraya, Zayas, Arauzo de Salce y de la Torre; Hontoria de Valdearados; y un monasterio en Valdecañas de Cerrato.

Como consecuencia de su anexión al monasterio de Arlanza Retortillo degenera en una granja que sigue manteniendo la vida monástica. En un documento de 1124 doña Urraca, reina de Castilla, entrega a Retortillo un terreno que perteneció a sus antepasados. Se suceden unos pocos documentos más del siglo XII y XIII, y en algún momento los monjes abandonan definitivamente el lugar.

En el año 1535, necesitando el monasterio de caudales para restaurar el claustro, Retortillo es secularizado y vendido con la granja. Los propietarios se van sucediendo hasta llegar, ya en el siglo XX, a la familia de Antonio Sánchez, fundador y propietario de la revista Hola, siendo sus herederos los que siguen regentando Retortillo.

Es precisamente bajo el mandato del dueño citado cuando a mediados del siglo pasado se descubre el arco de herradura, que hasta entonces era desconocido, y se procede a una restauración del templo. Tal vez este arco de Retortillo sea uno de los más interesantes, por sus formas exquisitas, la armonía del conjunto y las proporciones. Realza esta obra el alfiz que sobresale y enmarca el arco triunfal en su perímetro.

Se conservan algunos otros elementos sueltos de la fábrica original, como un capitel, tres relieves figurados con diferentes temáticas y un cancel parcialmente reconstruido; todos ellos depositados en la parte inferior del ábside. A ello podemos sumar algunos relieves empotrados en los muros, tanto al exterior como al interior, y canecillos a base de modillones típicamente mozárabes.



 
Las imágenes del templo y parte del texto han sido adaptados del libro: “Retortillo, un señorío monástico en tierras burgalesas”; de Dom Eufrasio Carretón.

lunes, 9 de julio de 2012

Pueblos de la despoblación: Hontoria de Rio Franco

De características similares a Pinilla de Arlanza, y muy cerca del mismo (al otro lado del Arlanza), se encuentra el lugar Hontoria de Rio Franco. Otro pueblo Granja que da la sensación de cierto abandono.



Bloque de casas para colonos aparentemente vacías.



El lugar figura con 0 habitantes empadronados pero al menos hemos encontrado algunos datos históricos. Aparece citado como lugar poblado en respectivos censos de 1475 y 1587. En otro censo de 1785 se menciona ya como granja.

En el diccionario de Madoz de mediados del XIX se dice lo siguiente:

 "granja en la provincia de Burgos, partido judicial de Lerma y término jurisdiccional de Torrepadre; pertenece al marqués de Lorca, y tiene 5 CASAS con corrales, habitadas para los guardas y criados, con una para aquel, á corta distancia de las demas, construida en piedra sillar con buena distribución interior, encontrándose al S. de esta y como á 200 pasos una iglesia (San Pedro Apostol) fabricada tambien en piedra sillería, cuya longitud es 34 pies y de 20 su anchura, y contiene un altar, pila bautismal, y espadaña con un esquiloncito; sirve su culto un cura de nombramiento de dicho marqués. El TERRENO de la granja es desigual, y se estiende 2 leguas de circunferencia, siendo su mayor parte destinado para pastos, con los cuales se sostienen sobre 1.000 cabezas de ganado lanar, 100 de vacuno, y 30 entre caballar y mular; de la parte reducida á cultivo, lo principal consiste en en una escelente huerta de 12 fanegas de sembradura plantada de árboles frutales, y cercada con su pared de piedra y canto. Por el lado E. del terreno corre el río llamado Rio-Franco que desciende por el valle de este nombre; sus aguas, que dan impulso á un molino harinero de dos ruedas, van a incorporarse con las del río Arlanza antes de salir de dicho terreno; al O. de este se halla tambien un monte poblado de enebros y en el cual se cria abundante caza de perdices, liebres, conejos y raposos. "

En el censo de 1901 figura con 19 habitantes y en el de 1940 con 58.

viernes, 6 de julio de 2012

Villafranca Montes de Oca

Villafranca Montes de Oca es la localidad de mayor peso dentro del entorno de los montes de Oca. Tiene su origen en la ciudad de Auca, que se podría remontar a época prerromana. Los romanos se asentaron en el lugar y el nombre de Auca pervivió a lo largo del periodo visigodo, tanto que fue sede episcopal al menos desde el siglo VI. Esta diócesis siguió funcionando en las primeras décadas desde la invasión musulmana, pero la política de despoblación de los reyes Astures llevó consigo su traslado a tierras más norteñas (Valpuesta, en concreto). El prestigio de Oca había sido tan grande que siglo y medio después, tras el avance de la reconquista, se reinstaura en el lugar el obispado, aunque sólo hasta 1075 cuando se instala definitivamente en Burgos.

La Villafranca de hoy (nombre que parece provenir de los privilegios reales que poseía) es una localidad desarrollada al calor del Camino de Santiago, como punto estratégico antes de tener que superar los antiguamente peligrosos Montes de Oca. Los ecos de ese pasado los tenemos en el antiguo hospital, que no hace mucho fue restaurado para funcionar como albergue y hotel. Este Hospital de San Antonio fue fundado en 1380 por la reina de Castilla Juana Manuel. El caserío se adapta al trazado de la carretera destacando la gran iglesia de Santiago. Llama la atención la cúpula de estilo riojano que remata el campanario.




Cada mes de junio se realiza la tradicional festividad en la ermita de Nuestra Señora de Oca, donde parece que existió un monasterio con la  adscripción de Santa María de las Fuentes de Oca, según documento de 1182.


A tiro de piedra de la ermita se encuentra la original y cristalina fuente de san Indalecio. La tradición recoge que este santo, discípulo del apóstol Santiago, al que se le ha atribuido el honor de ser el primer obispo de Oca, fue degollado en este lugar. El cuerpo fue arrojado a una sima desde la que inmediatamente brotó agua, y así continúa. La fuente tendría propiedades curativas frente a enfermedades.

Desde la ermita de nuestra señora de Oca comienza un corto pero interesante desfiladero. Un sendero tallado en la roca permite recorrerlo cómodamente. Llaman la atención las formas creadas por la piedra caliza. Termina frente a la pared de la presa de Alba. Aunque unas escaleras permiten remontar la presa, el tránsito por esta zona está restringido. Como alternativa podemos tomar la pista asfaltada que nace junto a la ermita y que nos lleva a la parte alta del embalse. Desde aquí podemos ver cómo aguas arriba continúan las formaciones rocosas.





 

miércoles, 4 de julio de 2012

Ruta de senderismo: Montes de Oca

Los humildes Montes de Oca representan los últimos estertores noroccidentales de la sierra de la Demanda. Sorprende encontrar estos bosques mixtos de roble y haya, configurados por el discurrir del río Oca, a tan sólo una treintena de kilómetros de Burgos.
 
Dificultad: Media
Orientación (sin GPS con cartografía o track): difícil
Belleza: Normal
Tiempo y distancia: 4 horas y 15,5 kilómetros. (contando derivaciones)


Situación

Saldremos de Burgos por la N-120 en dirección Logroño. Pasados unos 30 kilómetros, y tras superar el puerto de la Pedraja, llegamos a Villafranca Montes de Oca. Dejamos el coche en la amplia plaza que se extiende ante su iglesia parroquial.

Puntos de Interés

Antiguo hospital de Peregrinos de Villafranca. Camino de Santiago. Bosques de robles y hayas. Embalse de Alba. Cañón del Oca. Vistas sobre la demanda. Vistas desde el Castro.

Descripción de la Ruta

Villafranca Montes de Oca es una de las localidades burgalesas más vinculadas a su carácter de pueblo-camino, en especial al camino de Santiago donde era y es parada obligada. El mayor signo de ello es el antiguo hospital de peregrinos, restaurado para volver a funcionar como hotel y albergue de peregrinos, que se levanta por encima de la iglesia. En la parte baja del cercado del mismo se encuentra un cartel muy desdibujado que en su momento describía el sendero que hoy vamos a seguir.

Como estamos ya a principios de verano y anuncian algo de calor, decidimos madrugar, lo que nos llevará a que durante una hora larga nos veamos acompañados de un nieblecilla algo fresca. Tomamos la callecita ascendente que se acerca al edificio indicado, en donde podemos apreciar un bonito atrio de acceso.

Nuestro recorrido continúa en este sentido, sumándose durante unos dos kilómetros al discurrir de la ruta jacobea. Nos internamos en un sendero con un fuerte ascenso mientras que encontramos a peregrinos que acaban de iniciar su ruta de hoy. Poco después nos incorporamos a otro camino más marcado, siguiendo con un desnivel bastante fuerte.

Ignorando los ramales secundarios salvamos en algo más de un kilómetro un desnivel de 150 metros mientras el paisaje va pasando paulatinamente de un dominio de cultivos al robledal que será el principal protagonista del recorrido. En este punto tenemos un mirador sobre el boscoso entorno del río Oca antes de llegar a Villafranca. Bajo nosotros llega el rumor de la carretera nacional. Seguimos la ruta sombreada dejando atrás el área de descanso y la fuente Mojapán (bonito nombre). Se asciende aún más, pero ya de manera más suave.

Coincidiendo con el final de la subida dejamos atrás el bosque y poco después llegamos a una repoblación de pinos. Un kilómetro después, y tras descender un poco, trazamos un pronunciado giro a la izquierda para tomar un camino muy marcado, abandonando el camino de Santiago. Tras un descenso corto pero pronunciado vamos a parar a la carretera nacional. Con todas las precauciones necesarias pasamos al otro lado y ascendemos unos delicados 200 metros hasta llegar a un tramo de carretera abandonada que seguiremos.

Poco después, en una especie de cota del ascenso, encontramos hacia la izquierda una marcada pista que hemos de seguir. En el siguiente tramo tenemos varios cruces: primero una bifurcación en la que seguimos por la izquierda, luego un camino que se incorpora por nuestra derecha y finalmente otra bifurcación en la que tendremos que descender hacia la derecha. Por cierto que en esta zona alcanzamos la cota máxima del recorrido: 1180 metros.

Como decimos afrontamos un fuerte descenso por un camino ancho pero castigado. Tras 500 metros vamos a dar con la pista asfaltada que da servicio a la presa de Alba. Tomamos la misma hacia la derecha y pronto tenemos ante nosotros esta pequeña y casi siempre estancada masa de agua. Está cerrada por el este y por el sur por humildes pero afiladas agujas calizas. En este punto encontramos un marcado camino que desciende hacia la derecha al encuentro del agua. Tras algunas revueltas de descenso nos situamos paralelos al mismo, aunque algo por encima.

Pasamos unos minutos el camino se aleja del embalse y acaba desapareciendo como tal. Podemos apreciar como unas rodadas continúan girando hacia la derecha, las cuales seguimos. Justo antes de cruzar el cauce del arroyo del Montecillo, encontramos la indicación de las ruinas del pueblo de Alba. En realidad estamos junto al mismo pero apenas quedan restos de muros entre la vegetación, como si se tratase de las ruinas de una civilización milenaria cuando hace menos de un siglo la vida bullía en este pequeño rincón. El signo más evidente es un lavadero con una evocadora inscripción tallada en los años 30 del siglo pasado.

Retomamos el sendero principal (estamos más o menos a mitad de recorrido en cuanto a distancia, tal vez no en cuanto a tiempo) que al principio asciende un poco pero se acaba difuminando. Entramos en el tramo más confuso del recorrido. Aún persisten algunas estacas indicativas pero diremos como orientación que no nos alejaremos ni acercaremos demasiado al río Oca y que siempre hay un sendero (el problema es que a veces se cruza con otros).

Descendemos hasta el cauce de una primera vaguada y tras empezar a ascender por el otro lado giramos a la izquierda. Pronto llegamos a un rodal con centenares ejemplares de haya. Pasado el mismo ganamos un poco de altura y salimos a una zona bastante abierta. Superamos otra vaguada y empezamos a girar algo hacia la izquierda. Instantes después el sendero nos lleva a un fuerte descenso, ya a la búsqueda de un vado sobre el Oca; al otro lado vemos un camino aparentemente más marcado.

Tras superar un vallado ganadero por una abertura llegamos a un punto con buenas vistas sobre una especie de cañón encajonado que forma el río antes de llegar al embalse. Seguimos descendiendo con precaución y llegamos a un punto donde se puede superar con facilidad el curso de agua y buscamos el camino que habíamos intuido desde el otro lado.

Afrontamos ahora una fuerte rampa de ascenso. Si nos damos la vuelta vemos el pico Mencilla e incluso la granja del antiguo pueblo de Ahedillo. Al final de la rampa el sendero se difumina bastante. Con un poco de atención vemos que el sendero continúa girando bastante hacia la derecha, casi por el borde del bosque de robles. Con un poco de suerte localizaremos unas rodadas que siguen en esta dirección para acabar girando hacia la izquierda buscando el fondo de otro vallejo que recibe el curioso nombre de Arroz Quemado.

Cruzamos el arroyito y vemos de nuevo como al otro lado el camino está más marcado pero nos obliga a un esfuerzo para superar su desnivel. El sendero ahora no se difumina sino que serpentea algo entre escobas y acaba en un camino mucho más marcado. Por el nuevo camino andaremos tan sólo unos 200 metros pues pasado los mismos hemos de buscar un nuevo camino secundario que nace hacia la izquierda. Nada más tomar el mismo podemos tomar una pequeña derivación de ida y vuelta hacia una laguna que es más bien una charca, pero desde la que se tienen buenas vistas de la sierra de la Demanda Burgalesa.

Continuamos por el sendero entre los robles, descendemos un poco y llegamos de nuevo a una opción de derivación de ida y vuelta, esta vez algo más larga, hacia el Castro de Somoro. Merece la pena pues son tan sólo unos minutos y no demasiado desnivel. El castro se identifica por una serie de irregularidades en el terreno, pero lo realmente interesante de este punto son las vistas que se tienen desde el lugar de la sierra de la Demanda, del embalse de Oca y de la ruta que estamos realizando.

Volvemos al último cruce (desde aquí ya vemos Villafranca) y buscamos la continuación del sendero señalado por una estaca. Instantes después nos vemos inmerso en un nuevo rodal de hayas que dan paso paulatinamente a los robles. Siguiendo el sendero más marcado descendemos de forma evidente pero no demasiado brusca. Un tramo después llegamos a un cruce que nos permite llegar con mucha facilidad a la fuente de San Indalecio y el cañón del Oca, pero la dejamos para una entrada diferente (de todas formas a estos puntos se puede realizar una aproximación muy cómodamente con el coche).

Siguiendo el sendero ascendemos un poco entre el cerrado robledal y acabamos llegando al camino marcado que ya encontramos hace un buen rato (en realidad hemos ido paralelos al mismo, pero a unos cientos de metros). Lo seguimos en su descenso e ignoramos los cruces que nos separan de la dirección norte. Salimos a campo abierto, llegamos a una nave de explotación de leña y ya empezamos a ver las casas de Villafranca. Las primeras casa corresponden al barrio de la Revilla. Cuando pisamos asfalto descendemos hacia la derecha hacia el cauce del Oca, río que cruzamos. Poco después tomamos la calle que sigue hacia la derecha y acabamos llegando al borde de la carretera nacional. Ya sólo queda seguirla unos centenares de metros hasta la iglesia, cuya señal característica es un chapitel de aire oriental pero de origen moderno.

Comentarios

A la hora de escribir estas líneas el PR-BU-55, que es el que se corresponde con esta descripción, estaba descatalogado por una deficiente señalización y en general esta ruta tiene cierta fama de ser poco recomendable por la dificil orientación.
Una vez realizada tengo que decir que con el track no tiene ninguna dificultad (salvo quizás al pasar algún cauce con arbustos espinosos) y desde luego la señalización, sin ser suficiente, es mucho más de lo que me esperaba en un principio. En realidad creo que señalizar tramos de monte bajo, sin senderos definidos y con muchos giros es muy difícil.

Por lo demás la ruta es bastante bonita y relativamente cómoda. El desnivel entre el punto más alto y el más bajo no llega a los 300 metros, si bien hay unos cuantos pesados sube-baja.

Descarga esta descripción en pdf

Track de la ruta (pulsa en el círculo verde para más información)



Presentación con imágenes del recorrido:




lunes, 2 de julio de 2012

Regreso a los pueblos del silencio: Alba

Hoy cambiamos bastante de zona. Empiezo mostrándoos este bosquete que se abre en un pequeño vallejo dentro de los montes de Oca.


Si uno se introduce en el mismo podrá observar lo que parecen los restos de un poblamiento antiquísimo.


Y sin embargo hace poco más de medio siglo aún vivía gente en este pueblo de Alba, que así se llamaba este lugar. Elías Rubio recoge la historia de Alba, condicionada por su aislamiento, dentro de su obra "los pueblos del Silencio". Allí habla de un lavadero en el que se podía leer la fecha de 1931.


Pero más recientemente, en su blog nos cuenta la curiosa historia que ha llevado a la deducción del grabado completo.

En el censo de 1901 el lugar figuraba con 57 habitantes y en el de 1940 con 20. La última familia dejó Alba en 1956. Hoy el nombre de Alba se conserva gracias al pequeño embalse de tal nombre que construyó la Diputación Provincial hace unas décadas para recoger las aguas del Oca.


En la próxima entrada os describiré una bonita y sencilla ruta de senderismo que transita por esta parte de los montes de Oca.