Los Canales de Dulla son uno de nuestros más singulares, agrestes y desconocidos espacios geográficos. Horadando la cara sureste de una otrora inexpugnable meseta; las llamadas canales del campo de la Corza, Coladero, Valdecastro, de la Mea, de la Mata y de Dulla, la más grandiosa y espectacular de todas, forman un auténtico laberinto paisajístico. Aparece salpicado por una multitud de elementos morfológico originados por un intenso modelado kárstico: dolinas, uvalas, simas, pozos, cuevas y surgencias.
No es extraño, por ello que este lugar haya recibido el topónimo DULLA, vinculado a las DUILLAE, divinidades prerromanas protectoras de la naturaleza.
Entre el casi medio centenar de cuevas y cavidades que se localizan en el entorno de las canales de Dulla destaca con luz propia la cueva del oro. Situada justo debajo del escarpe que remata la canal del Dulla, está formada por una única galería de grandes dimensiones y notable belleza en la que también se pueden admirar una serie de pequeños lagos. En su interior se han encontrado varios restos humanos y un conjunto de fragmentos cerámicos pertenecientes a distintas culturas prehistóricas.
También la cueva del Oro o del Moro tiene su leyenda popular que hace referencia a un tesoro, a una bolera de oro escondido en el lugar por los moros o los franceses. Según dicha creencia, el tesoro está protegido por aguadas subterráneas y trampas geológicas muy difíciles de sortear.
Dicen también los aficionados a las sicofonías que afinando el oido se oye una voz oscura que proviene del fondo y que repite una advertencia: “alegre entrada, triste salida” “alegre entrada, triste salida”; aunque según otras versiones este mensaje estaría escrito cerca de la entrada, en una balaustrada sobre un lago. En todo caso la leyenda se completa diciendo que muchos de los que entraron a buscar el supuesto tesoro nunca volvieron a ver la luz del sol.
En la próxima entrada os describiré una ruta que transita por este singular espacio de Dulla, pasando cerca de la cueva del Oro.
Hola Montacedo, me encanta este lugar y si las "escaleras" bajan con agua, ya ni te cuento.
ResponderEliminarUn abrazo