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miércoles, 19 de diciembre de 2018

El amanecer del solsticio en los dólmenes del páramo burgalés



El impresionante amanecer es un buen preludio para lo que nos espera
Hace ya un tiempo que los arqueólogos demostraron que muchos de los dólmenes con sepulcro de corredor no sólo están ubicados en lugares simbólicos, sino que están orientados hacia el punto de salida del sol en el solsticio de invierno. La primera luz de este día incide directamente en la cámara sepulcral; hecho que no vuelve a ocurrir hasta el año siguiente cuando se vuelve a producir la orientación adecuada del sol.


Resulta sin duda fascinante y sorprendente que nuestro antepasados de hace 5000 años no sólo fueran capaces de idear y construir estas estructuras, sino también que calcularan las mismas para que se produjera este fenómeno. Paranormal o esotérico ya no. Pensándolo un poco, es normal que estas gentes, para las que el sol lo significaba prácticamente todo, observaran con el paso de los años cómo el arco solar se iba haciendo cada vez más corto hasta que había un momento en el que los días volvían a crecer; y no tiene nada de ilógico que quisieran señalar de alguna manera ese momento.

Por otro lado, hay un factor que no ha pasado desapercibido a los doctores Germán Delibes y Miguel Moreno. El fenómeno permitía entrar a los sepulcros con luz natural; con lo que no es descartable que se realizara en estos días algún tipo de rito de ciclo anual; tal vez incluso sólo se realizasen enterramientos en esta época; permaneciendo los cadáveres previamente en pudrideros.

La luz empieza a entrar en el dolmen de Las Arnillas


Pero aunque reduzcamos todo a fenómenos físicos, no deja de ser una experiencia especial contemplar in situ el hecho en alguno de los dólmenes de la Lora. Tanto más porque implica un madrugón, una conducción nocturna e invernal y altas posibilidades de que en el último momento las nubes o la niebla nos lo chafen.

El tono rojizo 
Si además queremos observarlo en el dolmen más totémico de la provincia; el de las Arnillas, la cosa se complica aún más ya que salvo que dispongamos de vehículo todo terreno hay que calcular una media hora de caminata en la oscuridad desde cualquiera de los puntos de acceso.

Iluminación sobre la pared occidental del corredor. Mis "acompañantes" colocaron esta piedra para que se cargara de energía.

Pero aun así para no quedarme con la duda para allí que me fui el año pasado, y cuál fue mi sorpresa que pese a ser día de entre semana me encuentro con dos personas que habían llegado al lugar para lo mismo que yo. Tras superar cierto disgusto inicial, lo cierto es que esta última circunstancia resultó muy positiva. Mis “compañeros” han estado ya varias veces en el lugar para lo mismo y me dieron un montón de interesantes detalles para disfrutar en mayor grado de la experiencia. 


Amanecer del solsticio en el dolmen de El Moreco.


Tras comprobar con alivio cómo el día iba a ser claro, me dispuse a ver el fenómeno. No voy a decir, pues no lo creo, que se sintieran influenciar telúricas o algo parecido (se dice que pasan cosas raras en este lugar, especialmente en este momento); pero sí recorre el cuerpo un no sé qué especial que conecta de alguna manera con los espíritus de aquellos que construyeron este dolmen y enterraron aquí a sus muertos hace miles de años. Puedo decir que la batería del móvil se me agotó de repente. Tal vez por el frío, tal vez no. 


Lo primero que se ve es que la luz empieza a incidir en las piedras del corredor y todo parece indicar que se escogieron de cierta tonalidad para que al incidir la luz sobre las mismas tomaran un color rojizo. Finalmente el haz de luz acaba formando un cuadrado sobre la piedra del fondo del sepulcro. No se llega a ver totalmente el haz recorriendo toda la cámara; ya que las piedras del corredor son tan bajas que la línea del sol queda por encima de las mismas antes de poder producirse este hecho.



Ante mi alegría mis “compañeros” me ofrecieron la posibilidad de acercarme con su todo terreno hasta el cercano dolmen del Moreco. Allí el amanecer es algo posterior al existir una loma en la línea de incidencia de la luz. Llegados al lugar, produce bastante rabia comprobar cómo la existencia de un pino de replantación en donde no debería estropea en cierta medida el efecto aunque no llega a malograrlo del todo.

El Haz de luz del solsticio atravesando por completo el corredor.




En este otro dolmen, al no conservarse más que una de las piedras horizontales del corredor, y situarse la misma a mayor altura, el fenómeno “haz de luz” se observa perfectamente. En definitiva, una experiencia especial y sumamente interesante (no sé si atreverme a calificarla como única) mediante la cual pude comprobar que todo lo dicho es cierto. Para saber más, podéis consultar el artículo recientemente publicado por Miguel Moreno, Germán Delibes y colaboradores.

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