Los montes de Somo son una serie
de elevaciones montañosas que en algunos puntos superan los 1500 metros de
altitud y que cierran la Merindad de Sotoscueva por el norte. En el trayecto de
hoy alcanzaremos la parte principal de su cordal disfrutando de las excelente
vistas que nos ofrecen desde su parte alta y con el regalo adicional de las
preciosa y escondida cascada Salceda.
Dificultad: Media-Alta,
por el desnivel y la distancia.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): En general muy fácil con
día despejado, salvo en el entorno de la Cascada Salceda.
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 6
horas (21 kilómetros)
Situación
La ruta se enmarca dentro del espacio natural de Ojo Guareña, que nos ofrece muchas posibilidades de ocio en la naturaleza. Más información.
Guarda este artículo como pdf e imprímelo cuando quieras
El punto de partida de esta ruta
es Quisicedo, cabeza del municipio de la Merindad de Sotoscueva. Para llegar a
este lugar desde Burgos tal vez la mejor combinación sea tomar la C-629 hasta
pasado Villarcayo. Allí tomamos la carretera que remonta el río Trema por
Butrera y Cornejo (BU-562) hasta Quintanilla del Rebollar. En este punto giramos
a la izquierda por la C-6218 hasta llegar a Quisicedo. Aparcamos el coche en la
plaza que se abre entre la iglesia y su torre medieval.
Puntos de interés
Pueblo de Quisicedo. Vistas hacia
diversas zonas: Sotoscueva, Valdeporres, Canales de Dulla, La Engaña, Rio
Trueba, Castro Valnera y cumbre cercanas, Valle de Rioseco… Cascada Salceda.
Descripción de la ruta
En Quisicedo encontramos, además
de la rebajada torre medieval de los Velasco, algunos otros elementos
constructivos de interés basados en la arquitectura popular de la zona y en
edificios de sabor indiano. También son llamativas sus fuentes, como aquella
que nos encontramos en la misma plaza (haremos bien en aprovisionarnos de agua
si el día es caluroso, como es nuestro caso).
Empezamos a andar por una calle
señalizada para un sendero de pequeño recorrido, en dirección al monte y junto
a un pequeño bar. Seguimos durante unos minutos esta calle ignorando las
diversas desviaciones y admirando los elementos edificados que acabamos de
indicar.
Pronto salimos del pueblo
mientras el camino gira hacia la izquierda. Junto a un vetusto y maltratado
castaño encontramos un cruce. La señalización continúa por el lado izquierdo
pero nosotros seguimos por la derecha, enfilando decididamente el ascenso por
la ladera del monte.
Los primeros centenares de metros
transcurren bajo la sombra de los robles. Disfrutamos de la misma pues no
durará mucho. Ignorando en todo momento las derivaciones vamos ganando altura
con rapidez saliendo poco a poco de la zona boscosa. Se hace con el dominio del
paisaje ese sustrato arbustivo fundamentalmente espinoso (árgoma, brezo…) que
resulta de la progresiva degradación del bosque y las praderas fruto de
sucesivas talas y quemas.
Mientras añoramos el posible
paisaje que pudo existir en estas amplias laderas admiramos el paisaje que va
quedando bajo nosotros. Las formas de las conchas de Sotoscueva y la
característica puerta de Dulla, así como otras elevaciones más lejanas
de perfil más difuso.
Hacia la cota 1000 (empezamos a
740) pasamos junto a una aislada cabaña. Desde aquí el camino tiende algo más
hacia el oeste, buscando la divisoria entre los valles de Sotoscueva y
Valdeporres. Afrontando con paciencia las sucesivas rampas y con los tintes de
color que nos ofrecen algunos grupos de ganado, vemos como poco a poco la
pendiente se suaviza hasta desaparecer.
Hemos alcanzado la divisoria
citada, a poco más de 1200 metros. Si siguiéramos de frente alcanzaríamos el
curso del rio Engaña. Nosotros prestaremos atención al lado derecho, donde se
identifican unas claras roderas que siguen la arista principal del monte
buscando su cumbre.
Empezamos a ascender por las
mismas con la debida paciencia, pues la pendiente por momentos es acusada. Los
descansos nos permiten ver cómo, además de los paisajes descritos, a la
izquierda aparece el bonito valle del rio Engaña, el cual ya fue fruto de una
pasada excursión.
Hacia la cota 1300 llegamos a una
especie de plataforma que nos permite un pequeño descanso, estamos al lado de
la cima del Polluelo. Pronto aparece frente a nosotros la línea principal de
cumbres, siendo la más cercana la del lado izquierdo, el Nevero del Polluelo.
Tras descender un poco hacia un
collado por donde cruza una línea de alta tensión afrontamos la dura ascensión
hacia la cumbre citada. Para ello buscamos los diversos senderos que ha trazado
el ganado entre los arbustos. En todo caso a estas alturas estas plantas han
reducido su altura hasta convertirse en una especie de alfombra que nos permite
un avance relativamente fácil.
Alcanzamos por fin la plataforma
que representa la cumbre. Encontramos un pequeño buzón montañero y nos
acercamos hacia el extremo occidental. Desde aquí tenemos muy buenas vistas de
la parte más alta del valle del río Engaña y su prolongación hasta el
macizo de Castro Valnera. También se intuyen elevaciones más alejadas en la
zona cántabra, aunque la bruma las difumina bastante.
Tras recuperar el aliento con el
merecido descanso empezamos a avanzar por el cordal principal siguiendo las
trochas del ganado; las cuales tienen cierta tendencia hacia el lado derecho,
hacia Sotoscueva. Perdemos un poquito de altitud y ascendemos a otra
plataforma. Aunque no encontramos señalización, según el GPS tiene algunos
metros más que la anterior (1508 metros).
Bajamos ahora sí de forma más
evidente mientras vemos como hacia la izquierda se observa ahora con mayor
claridad el valle pasiego del rio Trueba y las elevaciones de Castro Valnera, Picón del Fraile, Cubada Grande o Peña Negra.
Avanzando con relativa rapidez
observamos la última elevación de la jornada. el Pico La Churra, a 1492 metros.
De nuevo se intensifica el esfuerzo para alcanzar este punto, marcado con
vértice geodésico y buzón montañero. Tras echar un último vistazo a nuestra
espalda, vemos como de frente el cordal pierde altitud y se divide en dos; el
de la izquierda ocupado por un parque eólico.
Bajamos siguiendo como siempre
las trochas ganaderas entre el brezo, las cuales se dirigen más bien hacia el
cordal de la derecha, más alejado. Sin mayores complicaciones enlazamos con la
amplia pista que da servicio a la citada instalación. Continuamos nuestro
descenso por la misma mientras aparece entre ambos cordales el bello valle de
Rioseco, el más pequeño y escondido de los cuatro ríos pasiegos burgaleses.
Ignorando la opción que desciende
hacia este valle pasamos un collado en el que se encuentra el mojón de
Zurruzuela, separatorio de los términos de Espinosa de los Monteros y
Sotoscueva. Pasamos hacia este último recuperando la configuración paisajística
de la primera parte del recorrido.
Descendemos con bastante rapidez
por la pista. Hacia la cota 1200 alcanzamos el borde superior del bosque de
Ulemas, el cual ya conocimos hace ya algún tiempo. Nuestro camino traza
varias curvas que bordean dicho bosque. En la última de ellas (cota 1120 m)
encontramos un camino secundario en el lado derecho que seguimos (si
siguiéramos de frente enlazaríamos con la ruta citada).
El nuevo camino transita sin casi
cambiar de altitud. A la altura de un gran roble ignora una derivación hacia su
izquierda. Pronto empieza a girar para adaptarse a los pliegues del monte,
perdiendo un poco de altitud. Aunque en malas condiciones, el camino se sigue
con cierta facilidad.
Tras dejar atrás un pequeño
arroyo en donde crece más arbolado ascendemos un poco, efectuamos un pequeño
giro y alcanzamos el valle del arroyo de San Miguel, llamativo por el abundante
arbolado que cubre sus laderas. El camino, más bien vereda, se dirige hacia
este bosque y se introduce decididamente en el mismo.
Avanzamos con facilidad al
encuentro del curso de agua cuando nos encontramos con una desagradable
sorpresa: en algún momento un desprendimiento de rocas y tierra ha cubierto el
camino en una franja de unos 100 metros. Se nos ofrecen dos opciones: salvar
como podamos este tramo entre rocas y escobas o bajar hacia el hayedo, en donde
el avance parece más limpio aunque con la complicación de la fuerte pendiente.
Nos decidimos por la segunda
opción, para lo cual hemos de retroceder un poco para buscar un punto adecuado
de acceso. Bajamos a la búsqueda del arroyo, el cual está muy cerca, pero no
llegamos al borde del mismo sino que nos mantenemos a unos 20-30 metros. En
unos minutos comprobamos como efectivamente la senda tenía continuación hasta
cruzar el arroyo.
Procedemos a dicha operación
(relativamente fácil a mediados de junio). La cascada Salceda se encuentra muy
cerca. Lo mejor es ascender un poco por la senda para unos pasos antes de una
marcada curva hacia la izquierda, salir por el lado derecho y acercarnos hacia
el paraje.
Tras disfrutar con calma de la
belleza de este escondido y apartado salto de agua retrocedemos los pocos
metros hasta alcanzar el sendero. Trazamos la mencionada curva y en ascenso
llevadero alcanzamos una portilla ganadera que se puede salvar gracias a una
especie de escalera. Casi inmediatamente salimos del arbolado.
Tras unas suaves curvas
afrontamos la última rampa de ascenso, afortunadamente corta. Dejamos atrás un
último tramo de arbolado y recuperamos el descenso vertiginoso por un camino
cada vez más claro aunque en malas condiciones. Hacia la cota llegamos a una
bifurcación en donde seguimos por la izquierda.
Entramos poco a poco en el
robledal cercano a Quisicedo y salvamos la última parte del descenso. El
término del mismo viene marcado por la necesidad de cruzar las vías de FEVE, ya
junto a las casas del pueblo.
Cruzamos también la carretera y
tras dejar atrás unas casas observamos un ramal cementado hacia el lado
derecho. Siguiendo el mismo vemos que permite acceder a un paso de cebra sobre
la carretera. Al otro lado nacen dos caminos. El de la izquierda, herboso y
empedrado, nos conduce en unos instantes a la plaza en donde iniciamos nuestro
caminar de esta larga jornada.
Comentarios
Recorrido de cierta dureza debido
al desnivel (760 metro de desnivel principal y casi 900 de desnivel acumulado)
y a la larga distancia. Sin embargo el avance es relativamente sencillo y claro
salvo en el tramo del desprendimiento. Es una pena pues no sólo estropea la
sensación general sino que puede contribuir al abandono de todo ese tramo del
camino.
Deberemos evitar días u horas muy
calurosos pues es una ruta bastante expuesta. En las fuentes de Quisicedo nos
podemos surtir de agua. Para la gente acostumbrada a ello, puede ser una
interesante ruta para realizar con raquetas.
La ruta se enmarca dentro del espacio natural de Ojo Guareña, que nos ofrece muchas posibilidades de ocio en la naturaleza. Más información.
Guarda este artículo como pdf e imprímelo cuando quieras
Track de la ruta (pulsa en el círculo verde para más información)
Vídeo con imágenes del recorrido (integra un pequeño vídeo de cascada Salceda)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja aquí tu comentario