Si en la anterior jornada andamos por la parte más llana del valle de Tobalina, ahora tendremos un contacto con la zona montuosa de la Sierra de la Llana. Superamos con esta quinta etapa el ecuador del GR85. Durante la misma alcanzaremos el punto más meridional de todo el trazado. A partir de entonces la dirección preferencial será el oeste. A todo lo anterior hemos de sumar varios elementos patrimoniales de peculiar interés, y que ya han sido mencionados anteriormente en este blog.
Dificultad: Baja. La ascensión de la jornada es llevadera.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Fácil en general.
Belleza: Normal
Tiempo y distancia: 5 horas (21 kilómetros )
Elementos de interés
Vistas de la ciudad de Frías.
Cascadas y ermitas de Tobera. Desfiladero del río Molinar. Montes de la Sierra de la Llana y sendero de
descenso. Cillaperlata. Ermita de Encinillas.
Descripción de la etapa
Dejamos la anterior etapa en el
arranque de la calle principal de Frías. El sendero como tal desciende por las
calles del otro lado de la peña hacia la carretera que se dirige a Montejo de
Cebas. Seguimos por la misma hasta que llegamos a la altura del antiguo convento de Santa María del Vadillo.
Desde aquí nace una calle inicialmente empedrada que luego se convierte en un
camino que se aleja de Frías. Estamos en un tramo del antiguo camino Real, que
a través de la llamada Calzada Napoleónica enlazaba con tierras riojanas.
El camino continúa un buen tramo
en dirección sureste con vistas hacia el pico Humión. Finalmente
desemboca en una pista más marcada que tomamos hacia la derecha para, al poco,
tomar otra nueva pista también hacia la derecha. Con todo ello vamos cambiando
de dirección hasta caminar hacia el oeste. El paisaje por aquí es abierto y
dominado por las tierras de cultivo.
Ignorando las bifurcaciones nos
vamos acercando hacia la hoz de Tobera. Muy cerca ya del pueblo salimos de la
pista por un camino por su lado izquierdo, poco antes de que la misma termine
en la carretera. A lo lejos aún vemos la torre principal de Frías. Desde el
nuevo camino hemos de girar al poco hacia la derecha para llegar a la altura de
la iglesia de Tobera.
Llegamos al pueblo, el cual ha
sido tratado en esta web, por su parte baja. Pasada la desviación hacia la
cascada de abajo (acercarnos nos llevará apenas unos instantes) llegamos a un
puente que nos permite ascender por el lado derecho del pueblo. Notros
decidimos no obstante trepar por la escalinata del lateral izquierdo hasta el
mirador sobre la cascada de arriba. Sin salir de este sendero, ya junto al
cantarín río Molinar, llegamos pronto a la altura de las fotogénicas ermitas de Tobera.
Sin cruzar al otro lado del río
seguimos junto a la peña. Con un poco de suerte veremos una cascada que cae por
el lado contrario en épocas especialmente lluviosas (cascada de La Mea).
Instantes después nuestro sendero acaba junto a la carretera.
Los siguientes dos kilómetros los
recorreremos por la carretera. Saldremos del desfiladero y el valle se irá
abriendo cada vez más. Poco después de dejar atrás un pequeño edificio que en
el pasado funcionó como central hidroeléctrica llegamos a la altura de un
camino que nace hacia la derecha.
Siguiendo las señales del GR-1006
y GR-85 tomamos este camino que asciende paulatinamente por un pequeño vallejo.
La vegetación arbórea es escasa. Tras unos dos kilómetros de ascenso llegamos a
unas praderías mientras que el camino torna paulatinamente hacia la derecha.
Continuando en todo momento por
el camino principal empezamos a descender suavemente flanqueados por pinos y en
menor medida por quejigos. Son dos kilómetros cómodos que terminan sin mayores
complicaciones en Villanueva de los Montes.
La iglesia de este pueblo presenta algunos elementos románicos. Junto a la
misma hay una pequeña fuente en donde podemos llenar la cantimplora
Desde aquí tomamos la carreterita
que da acceso al pueblo. Pasado unos 200 metros localizamos un camino que nace hacia
la derecha. Al poco nos unimos a otro un poco más ancho que gira todavía más
hacia la derecha.
Así nos vamos aproximando a un
vallejo bastante cubierto de arbolado. Llegamos a un cruce bastante marcado en
el que seguimos por la izquierda y, muy pronto, localizamos un sendero que se
interna en la ladera de la derecha. Ascendemos un poco rodeados del túnel
vegetal y muy pronto aparece ante nosotros la ladera que da acceso al valle de
Tobalina. Supongo que los paisajes serán bonitos pero yo no pude verlos pues
una persistente niebla me impedía verlos.
Iniciamos así un largo y
pronunciado sendero, en general muy sencillo pues la pendiente no se hace
incómoda ni resbaladiza y el suelo es uniforme. Algunos tramos de zigzag
contribuyen a ampliar el disfrute. Siguiendo siempre el sendero principal no
deberíamos tener problema en llegar a la parte baja.
En las cercanías de unos pequeños
huertos nos unimos a otro camino que viene de nuestra izquierda (siguiendo el
mismo llegaríamos al peculiar paraje de las ruinas del monasterio de San Juan de Hoz y nos
aproximamos a un camino más ancho que vemos de frente. Esta pista, que tomamos
hacia la izquierda, es utilizada con relativa frecuencia para atajar entre
Cillaperlata y Frías. Por cierto, que en este punto volvemos a tener un pequeño
contacto con el sendero del Ebro GR-99, y no será el último.
Enseguida llegamos a una
carretera, que seguimos hacia la derecha y casi inmediatamente llegamos a Cillaperlata. Podemos visitar
este interesante pueblo, pero el sendero como tal gira hacia la izquierda justo
antes de llegar al caserío, a la altura de unos paneles explicativos.
Con ello volvemos a caminar junto
al Ebro, que en este punto muestra un cauce ancho y tranquilo por efecto de la
cercana presa de Cillaperlata (esta presa hidroeléctrica fue de las primeras
construidas en España, en el año 1904). Avanzamos entre el río y unas tierras
de labor, por un camino que varía en anchura pero que siempre es fácil de
seguir. Tras un rato nos alejamos por un momento del río para llegar a una
carretera, que apenas hemos de seguir unos 50 metros para volver a
tomar el primer camino que surge hacia la derecha.
Un rato después el camino se
empieza a alejar del río en una zona en que los pinos empiezan a tomar
protagonismo. Tras ignorar un primer camino poco definido hacia la derecha y ya
en el pinar encontramos otro camino que nos cruza trasversalmente. Hacia la
derecha se intuye el modestísimo y semiarruinado edificio de la Virgen de Encinillas, que merece nuestra
atención por la belleza del entorno y su valor etnográfico. Desde la ermita seguimos por
la pista que da servicio a la misma y llegamos a un cruce múltiple en el que
seguimos recto, para recuperar la carretera sobre la que ya caminamos hace un
rato.
De hecho pisaremos asfalto
durante los kilómetros siguientes, de momento por esta tranquila pista. Poco
después llegamos a una zona recreativa con un cartel informativo y de nuevo
junto al Ebro. Es aquí en donde damos por concluida esta etapa. Si necesitamos
llegar hasta el pueblo de Trespaderne hemos de continuar para cruzar el río y
acceder a la carretera nacional, punto que ya tan sólo dista de Trespaderne
menos de un kilómetro en dirección norte.
Comentarios acerca de esta etapa
Esta etapa fue realizada en diferentes
momentos de 2013 y 2012. La señalización y la orientación en general son
bastante sencillos. Podemos encontrar barro en alguno de los puntos que
transitan más cerca del Ebro.
Track del recorrido (pulsa en el círculo verde para más información).
Vídeo con imágenes del recorrido
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