En el año 2012, coincidiendo con la celebración de la exposición de las Edades del Hombre en Oña, se ofertó un programa de apertura de monumentos que incluía algunas iglesia de la llanura Burebana. Aprovechando la situación, me animé a visitar estos templos; y los resultados de dichas visitas aparecerán en algunas de las próximas entradas.
La Iglesia de la Asunción de Aguilar de Bureba está declarada Monumento Nacional desde 1983. Tiene una estructura original de estilo románico de una sola nave, si bien los añadidos posteriores ocultan la mayor parte de la estructura, salvo el ábside y algunos otros elementos.
En el mismo, destacan la decoración de los canecillos, que resulta bastante original y variada. En la imagen un ave descabezada y una cabeza con bonete cónico.
La ventana absidal se encuentra cegada. Los capiteles muestran escenas de lucha, aunque se observan bastante deteriorados.
Superada la sencilla portada (protegida por un atrio moderno), Al interior es difícil separar los elementos románicos de los tardogóticos. Existe una cúpula con linterna de tradición románica pero de ejecución bastante posterior.
No obstante lo más llamativo y lo más valioso del templo son sin duda los dos capiteles de acceso al ábside: en uno de ellos aparecen dos parejas de basiliscos afrontados cuyas colas remantan en cabezas de serpiente.
En el otro vemos, por una cara, un jinente armado con escudo y lanza y ante él un personaje barbado armado con una honda y, en la otra, otro jinete que porta un objeto en su mano, mientras que su caballo aplasta a un personaje que yace en tierra. Ante ellos hay un cautivo barbado. Además la escena es observada por dos personajes desde un balcón. Estas dos escenas son de difícil interpretación. Ambos capiteles se complementan con elaborada decoración en sus bordes.
De los añadidos, lo más valioso es un coro renacentista. También existe incluso en el ala norte lo que en su día fue un troje o granero.
En todo caso, el lector más observador habrá observado unas inquietantes grietas en el ábside. La situación es más grave de lo que parece. En el año 2002 hubo un derrumbe de parte de la bóveda que obligó a una reparación de urgencia que no entró de lleno en el problema. Desde entonces el Ayuntamiento del lugar piden insistentemente a la Junta de Castilla y León que intervenga de lleno en el templo. Y es que lo más curioso es que al ser un Bien protegido el vecindario no tiene permiso para actuar directamente.
Los problemas vienen dados por diversas humedades en la cubierta y problemas de cimentación en el ábside. En 2010 se hundió la cubierta del almacén adosado al norte, que en su caída arrastró parcialmente la escalera del campanario. Este derrumbe que ha incidido sobre las grietas existentes por diversos lugares del templo, agrandándolas. Esto, facilita que la lluvia penetre por ellas, y empeore todavía más el deficiente estado del edificio. Podéis ver una referencia en Diario de Burgos.
Actualización de marzo de 2016: Aunque hay un proyecto de consolidación, aún no se ha puesto en marcha.
Ostras, una espadaña de tres alturas...que bueno..
ResponderEliminarsalut
que bueno, pero... cuanto le queda? esperemos que alguien reaccione a tiempo!
ResponderEliminaraprilio