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jueves, 2 de julio de 2015

Castrillo Solarana

Como complemento a la ruta descrita en mi anterior entrada vamos a dedicar un artículo independiente a Castrillo Solarana. El elemento patrimonial más importante del lugar es, sin duda, la iglesia parroquial; que se levanta sobre el cerro que domina a la población.


En esta segunda imagen se aprecia la sierra de Mamblas al fondo.


Contribuye a realzar la apariencia de la iglesia su gran torre renacentista levantada en el siglo XVI, fruto de las sucesivas reformas del original templo románico. Una serie de gárgolas y pináculos alivian un poco la sensación de pesadez. Esta torre fue restaurada de urgencia en el año 2008 ante la amenaza de ruina.




Pero el elemento más destacado del templo es su ábside semicircular, considerado como uno de los ábsides más elegantes y originales de todo el arte románico castellano. Responde a un modelo algo tardío, de finales del siglo XII o primera mitad del siglo XIII.
Es de grandes dimensiones y su planta consta de tambor de dos tramos, un corto cuerpo recto y el clásico remate semicircular. Su exterior presenta una cuidada decoración que se articula en dos elegantes arcadas ciegas superpuestas que recorren los dos tercios inferiores de los altos muros, y que constituyen los elementos diferenciadores de la obra.
 
 
 
 
Los arcos de la parte inferior muestran un perfil ojival apuntado y descansan sobre columnas de fuste monolítico, que en algunos casos se embellecen con una moldura de dientes de sierra. El cuerpo superior también está recorrido por diecisieta arcadas, pero más esbeltas y de forma trilobulada, aunque con un trabajo de inferior calidad artística. No podemos disfrutar de canecillos, al haberse sobreelevado el ábside en la reforma de siglos posteriores. En todo caso la obra escultórica parece supeditada a realzar el aspecto arquitectónico


También responde al estilo románico la portada meridional, hoy cegada al utilizarse esa ala como cementerio y que conserva el tejaroz con canecillos. Las sucesivas arquivoltas muestran una temática sencilla pero digna mientras que los capiteles de las columnas permiten ver algunos animales fantásticos y elementos vegetales. Observando su calidad, se intuye el trabajo de diferentes canteros.

 
 
 
Esta iglesia suele estar incluida en los programas de apertura de monumentos en los periodos de Semana Santa y verano. No obstante al interior desaparecen todos los vestigios románicos, salvo una sencilla pila bautismal.
 

En el resto de la iglesia podemos mencionar su retablo churrigueresco, de finales del XVII.

 
Y sobre todo este otro retablo, del periodo renacentista.

 
 
Más allá de la iglesia. El pueblo también tiene otros elementos de interés. Por ejemplo son interesantes las bodegas que aún se conservan en la parte norte del cerro que acoge la iglesia, las cuales hablan de la tradición vitivinícola de la zona.
 
 
Hacia el otro lado, por detrás de las bodegas, podemos apreciar un campo de lavanda (lo mejor para verlos son los meses de julio y agosto); cultivo que se ha recuperado y extendido por la zona en los últimos años.
 
 
Junto a la iglesia llama la atención el robusto edificio de las antiguas escuelas. Ha sido rehabilitado recientemente como centro de usos múltiples y en una de sus salas se ha recuperado el mobiliario a modo de museo.
 


 
 
 

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