Bajo la advocación de Santa María de la Antigua, estamos ante uno de los más interesantes de nuestros templos románicos; aunque esté muy deformado por intervenciones posteriores y castigado por el paso de los años.
Aquí un friso de Adán y Eva, o lo queda de él, posiblemente inserto desde otro lugar.
En el ábside, tanto al interior como al exterior, se concentra buena parte del interés del templo
Una preciosa ventana también muy alterada por una desafortunada colocación de ventanal. Destaca por sus diez cabezas y diez serpientes, y por el monstruo de siete cabezas que aparece en el capitel de la izquierda.
Por contra, hay algunos canecillos muy bien trabajados y conservados.
Al interior el templo muestra unas proporciones mucho más uniformes. Llama la atención la existencia de dos especie de dos absidiolos laterales.
Una excelente y original talla de la Virgen María.
Un capitel de la lucha entre dos jinetes.
Una interesante ventana.
Y la joya de la corona, el relieve de la Adoración de los Reyes Magos, también muy probablemente recolocado desde otro lugar. De cuidadosa talla y aún con algunos restos de policromía.
Lo visto podría confirmar la teoría de que originalmente el templo formaba parte de un proyecto de mayor envergadura, un monasterio tal vez (de hecho el templo está en las afueras del pueblo) y que posteriormente se viera reducido a iglesia.
Cada año, en torno a las fechas del Pilar, se celebra en la localidad de Fresno de Río Tirón un festival de Artesanía y Agroalimentación que ya supera las veinte ediciones. Con todos los respetos, para el que les escribe el evento no tendría un especial interés si no fuera por las actividades paralelas, y en especial el Festival de Danzas.
Los danzantes en el camino hacia la plaza
Se trata de una excelente oportunidad de tener en una sola tarde una aproximación a las Danzas típicas de esta comarca, que se ha dado en llamar Riojilla Burgalesa (quizás sería más adecuado referirse a la misma como Cuenca del Tirón), contemplando los bailes de varios pueblos. En esta ocasión participaron los grupos de Fresno de Rio Tirón, Cerezo de Río Tirón, Santa Cruz del Valle Urbión y Viloria de Rioja; este último recién recuperado tras su disolución hace décadas.
Muestras estos bailes bastantes similitudes entre sí; entre ellas el acompañamiento de dulzaina y tambor; el uso del paloteo como ritmo dominante, la vestimenta íntegramente blanca con lazo en la cintura y cabeza; y pañuelo de colores a los hombros. Al menos uno de los Danzantes muestra ornamentos algo diferentes al resto, se trata del cachibirrio o cachiburrio.
Actualmente los bailes son efectuados mayoritariamente por niños o mozos bastante jóvenes. Los bailes representan alegorías de distintos momentos vitales; entre ellos podemos citar "las ovejitas" el del "herrador", y especialmente el espectacular "Baile del Muerto" ejecutado por el grupo de Santa Cruz del Valle Urbión.
Baile de "El Herrador"
Baile del Muerto (fecha indeterminada. Autor F.Ortega) y actual (2019)
En san Millán de Lara se conservan buenas muestras de arquitectura popular serrana.
Incluyendo una otrora tenebrosa picota para castigos a los condenados, en la bajada a la iglesia.
La iglesia dispone de la habitual portada en el lado sur, muy abocinada.
De la antigua preponderancia del lugar nos habla el hecho de que disponga de una segunda portada al oeste , de arco ya apuntado. En esta imagen podemos apreciar cómo la iglesia se adosa a la ladera del monte.
Imágenes de los capiteles de la segunda portada. Llama la atención la figura demoniaca sacando la lengua.
Pero la mayor originalidad y las pistas sobre el templo la encontramos en el hecho de que dispone de dos ábsides, el más pequeño adosado a la peña. En realidad tenía un tercero, ahora oculto por la sacristía. Pero ¿porqué esta gran iglesia en un pueblo tan pequeño y apartado?
La explicación la tenemos accediendo al interior del templo. Resulta que originalmente lo que exisitía era una iglesia o celda rupestre, en la cual según cuenta la tradición habitó un tal San Millán, tal vez un seguidor de este santo de la cercana comarca riojana. Los restos encontrados, entre los que destaca la puerta de acceso a la gruta, hablan de una antiguedad de al menos el siglo IX.
La leyenda y la calidad artística concuerdan en apuntar que el lugar se transformó en un centro de culto; tanto como para que el propio conde Fernán Gonzalez fundase aquí un monasterio dedicado a San Millán. Del monasterio se tiene constancia documental desde al año 1059, inicialmente dependiente de Silos y luego de la Catedral de Burgos.
El templo se encontraría restringido inicialmente a la gruta y al espacio ocupado actualmente por la parte inferior de la torre. De hecho, en la torre podemos descubrir una piedra reubicada que habla de los maestros constructores del templo, Benedictus, Micael et Martinus, y que data de 1165 (algunos expertos restringes esta cronología exclusivamente a la obra de la torre).
Arco de herradura de acceso a la gruta
Foto: Félix Palomero
Poco después se edificaría una ambiciosa colegiata de tres naves, que es la que ha llegado hasta nuestros días y aún sobrecoge
Plano del templo. A la izquierda la gruta de San Millán. Félix Palomero et al.
La nave norte está excavada directamente en la roca
Excelente arco polilobulado que comunica la iglesia con la gruta
El tercer ábside fue transformado en sacristía en el siglo XVIII; momento en que también se cambiaron las cubiertas. No sabemos cuando pasó el monasterio a ser una simple iglesia rural; aunque aún a mediados del siglo XIX Madoz todavía indicaba que había tres canónigos adscritos al templo.
Terminamos la visita por San Millán con la imagen de este bonito puente medieval; situado a pocos pasos de la iglesia.