El irregular y disperso casco
urbano de Santa Gadea de Alfoz bien merece un paseo. Y si hay un edificio
destacado es sin duda el conocido como “La Casona” o también “La Torre”. Al
exterior muestra un aspecto un tanto heterogéneo; fruto sin duda de las
diversas reformas que han tenido lugar en el mismo. En la parte que podríamos
considerar como fachada principal lo que más llama la atención es una gran
ventana neoclásica. En uno de sus lado aparece una alta valla delimitando un
jardín interior en el que sobresalen varios árboles, entre ellos algunos
tupidos tejos.
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Tupidos tejos en el interior de la finca de La Casona |
Si seguimos a lo largo de este
muro de piedra llegaremos a una especie de entrada flanqueada por sendos cubos.
En uno de los mismos aparece el escudo de la familia fundadora; los
Lucio-Villegas. De hecho muestra bastantes similitudes con el de “los otros”
Lucio-Villegas; los de la saga de los hermanos obispos, de los que
hablamos hace poco.
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Cubos de acceso a una parte de la finca. |
El primer documento en el que se
hace referencia a la casa data de 1750. En el mismo Manuela Sainz de Villegas,
viuda de Santos de Lucio Villegas y a su vez también de su cuñado Manuel Lucio
Villegas, solicita permiso para cortar árboles y reparar la casa principal del
mayorazgo, que había sufrido ruinas. La obra inicial no obstante es del siglo
XVII.
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Detalle con el escudo familiar y reloj de sol. |
Los Lucio-Villegas de Santa Gadea
eran gentes que comerciaban con ganados y madera. Tenían muchas posesiones e
incluso administraban la concesión de la sal para toda la zona. En su época
eran de las familias más ricas de la comarca. Un buen ejemplo de su poder está
en la siguiente anécdota ha traído hasta nuestros días.
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Fachada principal de La Casona |
Todavía existe junto al palacio
una pequeña charca conocida como La Poza Canteras. Se cuenta como un hecho
cierto que en los meses de estío el señor de La Casona de Santa Gadea no podía
dormir por las noches a consecuencia del croar de las ranas. Desesperado ante
la situación, no encontró mejor solución que ordenar que cada noche hubiera un
vecino dando vueltas por la orilla de la charca, armado con un palo, para hacer
callar a las ranas.
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Ventana de corte neoclásico. Obsérvese la gran concha en la parte inferior. |
A finales del siglo XIX se añade
al pabellón antiguo un edificio longitudinal que seguramente tiene algo que ver
con la estancia en la casa del comandante del ejército Saturnino Eladio de Lucio
y Villegas, que en 1817 se hace cargo de la Casona y su heredad construyendo
además los dos torreones o cubos que adornan las entrada a la huerta.
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La Poza Canteras frente a La Casona. |
Militar y aventurero; pasaba grandes
temporadas ausente de la propiedad aunque volvió a la misma en los últimos años
de su vida. Tuvo la desgracia de ver como sus dos hijos fallecían antes que él;
tras lo cual la heredad pasa a manos de los Bustamante, con los que debían
tener cierta relación.
Procede esta familia del pueblo campurriano de La Costana, en donde existe aún la torre familiar. Santiago Bustamante es el primer dueño de la casa. Un miembro de esta saga fue José Bustamante Bricio, cura durante muchos años en el Valle de Mena, municipio al que dedicó un libro aún bastante conocido. Precisamente fue José Bustamante el que vendió la propiedad a los Fernández- Arenas, cuya familia aún es propietaria del edificio.