En el Alfoz de Santa Gadea, tierra ganadera como pocas, encontramos la localidad de Quintanilla de Santa Gadea. Paseando por su calles podemos contemplar algunos enormes árboles, aunque en general en un estado de conservación no muy bueno.
Nada más entrar en el pueblo, a la parte derecha nos encontramos con el esqueleto de lo que debió ser un excelente roble.
Si nos acercamos más vemos una placa colocada por una persona sensible, con la fecha de su defunción.
Buscando, buscando, he encontrado esta foto que data de 1984, del mismo árbol, en la completísima web
http://www.arija.org/.
El árbol era conocido como el Roble de Nuestra Señora, y de hecho aún aparece así en algunos mapas. El nombre se debe a que a su sombra se celebraba la romería anual el 8 de Septiembre. Nos cuentan en la misma web que era tradición que la primera persona que cogiese una bellota caída del árbol tenía derecho a toda la cosecha de ese año.
Un poco más adelante, junto a la iglesia de Somaloma, encontramos otro enorme ejemplar aún vivo, pero en muy mal estado.
Y si rodeamos el templo, encontramos este especimen de fresno que debió ser imponente. Afectado posiblemente por un rayo se resiste a claudicar definitivamente.
Situada a la salida del pueblo según se va hacia Santa Gadea de Alfoz, a la altura la primera curva a derechas, a su izquierda, se encuentra una pequeña pero aún así interesante necrópolis que recibe el nombre de San Pedro. Se compone de una serie de tumbas antropomorfas de época altomedieval.
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Tumba infantil o incluso de un feto. compárese con el tamaño del móvil |
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Todas estas tumbas contaban con una losa a modo de tapa. Han desaparecido casi siempre para ser reutilizadas para diversos usos |
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Obsérvense los canalillos para evitar la entrada de agua. |