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martes, 4 de octubre de 2016

Ruta de senderismo: en torno al castillo de Arreba


Interesante ruta por los bonitos valles de Manzanedo y Arreba recorriendo preciosos pueblecitos y bosques; con el añadido de la visita a los vestigios de un castillo altomedieval y al paraje del desfiladero de Las Palancas.

Dificultad: Media. Aunque no hay grandes desniveles (salvo el ascenso al castillo) hay bastante sube y baja y la distancia es tirando a larga. 
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Media. Hay algunos puntos conflictivos.
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 4 horas y media (17 kilómetros)
 





Situación

Hay que seguir antigua N-623 a Santander hasta el kilómetro 71. Aquí tomamos el desvío hacia Crespos. Pronto accedemos al balcón que da acceso al precioso valle de Zamanzas, caracterizado por estar cubierto casi en su totalidad por bosques. Tras un corto tramo de bajada pronto localizamos el carreteril que hacia la izquierda conduce al precioso pueblo de Crespos. Aparcamos a la entrada.

Puntos de Interés


Arquitectura popular de tipo montañés en todos los pueblos; especialmente Crespos y San Miguel de Cornezuelo. Iglesias románicas de los dos pueblos citados. Bosques mixtos y algunos tramos de senderos que los recorren. Ruinas del castillo de Arreba y vistas desde el lugar. Desfiladero de las Palancas. 


Descripción de la Ruta

Decidimos dejar la visita a Crespos para el final de la jornada. A la entrada del pueblo observamos un parque infantil y los restos de un antiguo juego de bolos. A continuación del juego de bolos, en dirección contraria al pueblo, nace un sendero aparentemente borroso por el que comenzamos a andar.


Afortunadamente comprobamos que el sendero ha sido segado recientemente. Es uno de esos caminos seculares que tanto nos encantan. Tras unos 700 metros la vereda desemboca en una pista, que tomamos hacia la derecha pero inmediatamente giramos a la izquierda en una nueva bifurcación. Pronto hemos de cruzar la carretera por la que hemos venido. 


Al otro lado el camino gira a la izquierda e inmediatamente a la derecha, bordeando un pinar. Debemos estar muy atentos para, unos 20 metros más adelante, buscar un sendero que surge hacia la izquierda, siguiendo una especie de cárcava de terreno arenoso que ha aparecido hacia ese lado. El sendero entra en una zona de helechos y tras girar a la derecha desemboca en un camino algo difuso.


Hacia la derecha podríamos enlazar con el bonito pueblo de Población de Arreba, que se encuentra a unos 400 metros (luego deberíamos volver hasta este punto). Nosotros continuamos por la izquierda llegando enseguida de nuevo a la carretera, la cual simplemente cruzamos. Unos pasos más adelante llegamos a un cruce en el que seguimos hacia la derecha. Caminamos así paralelos pero a cierta distancia de la carretera, por un bonito camino flanqueado de medianos robles. La hierba es algo alta pero no molesta para el avance. Tras superar un tramo de ascenso algo más evidente descendemos un poco y volvemos a confluir con el asfalto poco antes de la entrada al pueblo de Arreba.


Recorremos la relativamente larga calle-carretera de este pueblo disfrutando de sus bonitas edificaciones. Todas las localidades por las que pasaremos hoy nos ofrecen buenas muestras de arquitectura popular a base de bonitas casas con buena piedra y balcones corridos de madera. Tras dejar atrás el barrio principal al poco llegamos al Barrio del Castillo, mucho más pequeño, y en unos instantes alcanzamos el tajo abierto en la sierra de Albuera para que la carretera pueda acceder al valle de Manzanedo propiamente dicho. En este punto, en el lado izquierdo, nace un sendero que nos permite subir a los escasos restos del castillo de Arreba, del que ya hablamos en otro artículo.

Son apenas unos 5 o 10 minutos de una ascensión relativamente dura. Tras un primer tramo herboso pronto alcanzamos unos escalones y una cuerda producto de una reciente intervención. Varios giros nos permiten acceder a este verdadero nido de águilas desde el que se tienen muy buenas vistas hacia los valles de Manzanedo, Zamanzas, Arreba y Munilla. Tras disfrutar del paraje volvemos hasta el asfalto. 


De vuelta a la carretera pasamos el angosto estrechamiento abriéndose ante nosotros el paisaje del valle de Manzanedo. Bajamos todavía unos cientos de metros más por la carretera hasta una cerrada curva. En la parte izquierda nace un sendero casi oculto. Tras andar unos pasos entre alta vegetación y restos de escombros llegamos a una portilla. Superada la misma nace un sendero sombreado por árboles.


Al cabo de unos cientos de metros la pendiente se modera y el sendero gira hacia la derecha. Por momentos la senda tiende a difuminarse y a acercarse mucho a la carretera; siendo bastante probable que se trate del antiguo camino que fue sustituido por la misma. Finalmente acaba uniéndose a la misma unos 500 metros antes del pueblo de San Miguel de Cornezuelo.


Bajamos por la preciosa calle de esta cuidada localidad admirando sus bellas viviendas. Hacia el final de la misma nos desviamos hacia la derecha para admirar la interesante iglesia románica; algo apartada del casco urbano (LINK). Una calle alternativa nos permite regresar a la carretera. A partir de aquí nuestro avance coincidirá durante un buen tramo con el sendero de largo recorrido GR-85.

Seguimos descendiendo unos 500 metros más hasta que una indicación nos impulsa a tomar una derivación en el lado izquierdo. Por encima de nosotros observamos el pueblo de Consortes. Enlazamos con la pista que accede a dicho pueblo y ascendemos un poco; pero pronto salimos por un sendero que hace en el lado derecho. Llaneamos un poco, atravesamos una zona de fincas y prados y, sin cambiar de altitud, localizamos un paso para superar un vallado e introducirnos en el quejigal.


Caminamos por este bonito tramo aunque el bosque no es excesivamente cerrado. Durante un tiempo apenas cambiamos de altitud, pero luego poco a poco vamos descendiendo hasta las proximidades del ríoTrifón. Localizamos un vallado en nuestro lado derecho mientras continuamos por una zona algo más abierta y en breve ascenso. De frente intuimos las casas del pueblo de Lándraves.


Tras ignorar una desviación hacia la izquierda alcanzamos el vallado a la altura de un paso practicable. Superamos el mismo y enseguida llegamos a la confluencia entre el arroyo de la Serna o de la Pisa y el río Trifón. Sólo hemos de superar el primero; lo que hacemos gracias a un rústico puente. Al otro lado hay unas mesas y, hacia la izquierda, el sendero que se encamina hacia el desfiladero de las Palancas. Tenemos la opción de acercarnos unos momentos a contemplar el pueblo de Lándraves; en el que se puede descubrir un precioso reloj de sol tradicional.


Continuamos disfrutando del bosque de ribera que remonta el rio de la Serna. Un tramo después el paisaje se abre algo permitiéndonos ver los paredones calizos por los que se abre paso el arroyo. Poco a poco el cauce se va haciendo más quebrado, lo mismo que el camino, y alcanzamos el corto y angosto desfiladero; uno de los rincones naturales más deliciosos de la zona. 


Para avanzar hemos de ir pisando en algunos momentos de piedra en piedra; y en invierno puede llegar a ser inevitable el mojarse. Poco a poco vamos dejando atrás el delicioso paraje bordeando una interesante aliseda. El sendero gira hacia la derecha alejándose del río y afrontando una fuerte subida por una zona algo más despejada.


Tras algo más de un kilómetro de esfuerzo, en el que vamos dejando atrás la garganta, llegamos a las proximidades del apartado pueblo de Munilla; que se encuentra enclavado en una especie de anfiteatro geográfico. Lo primero que vemos son los destartalados restos de una instalación ganadera. En este punto dejamos de compartir el trazado con el sendero GR-85.

Antes de entrar en el pueblo podemos tomar hacia la derecha el camino que lleva al cementerio y en ese punto subir a una loma a nuestra izquierda. Se trata de una especie de plataforma elevada en uno de cuyos extremos se aprecian dos sepulcros altomedievales. Es bastante plausible que toda la roca fuese un pueblo-necrópolis hace más de un milenio. Ya de bajada tenemos una vista general de la localidad. Entramos a la misma dejando la iglesia, en la que se aprecia un completo ábside románico, a nuestra derecha.


Seguimos esta calle principal hasta su final. Cuando está a punto de acabarse el cemento observamos a la derecha de una casa una especie de sendero en el que existe un cartel informador del peligro de incendio. Avanzamos por aquí pasando a una zona despejada que baja hacia un vallejo. Tomamos esa dirección pero no directamente, sino algo hacia la izquierda buscando los indicios de un sendero.


Poco a poco el sendero se va haciendo más evidente y bajando hacia el arroyo, el cual cruzamos unos minutos después. Al otro lado debemos afrontar un ascenso por una zona de vegetación menos definida, alternado áreas despejadas con rodales de quejigos y pinar. En el ascenso superamos una portilla. Tras varios zig-zags la pendiente se modera quedando nosotros paralelos a un arroyo, situado a nuestra derecha.


Tras unos 500 metros rectos, con el pinar a nuestra izquierda ,debemos estar atentos para localizar una derivación que cruza el arroyo. Por unos instantes el sendero es poco claro, luego se hace evidente, gira a derecha e izquierda y sale a unos prados con alta hierba. Caminamos con una hilera de chopos a nuestra derecha hasta acabar dando con otro camino más marcado; ya en la entrada al pueblo de Crespos.


Esta localidad, que estuvo a punto de la desaparición, experimentó un proceso hace ya unos cuantos años en los que la mayoría de sus escasas edificaciones fueron arregladas pasando a convertirse en un rincón encantador. Al cuadro general contribuye su preciosa iglesia románica. Del lugar ya hemos hablado en el pasado. Sin mayores novedades alcanzamos el lugar en donde aparcamos el vehículo.


Comentarios


La ruta propuesta aprovecha diversos tramos de la red de senderos del Parque Natural Hoces del Alto Ebro y Rudrón. En esta red se ha optado, en lugar de por una serie de senderos individualizados, por una especie de entramado en el que es posible plantear diversas combinaciones. No obstante, el retraso en la puesta en marcha de este Parque hace que la señalización y limpieza de las rutas no haya tenido continuidad en el tiempo y se presenten incertidumbres para el futuro. 


En el recorrido que nos ocupa hay cierta confusión en la zona de Población de Arreba y Arreba, por lo que deberemos estar atentos. Alternativamente podemos seguir la carretera en este tramo para evitar riesgos.

 
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Track del recorrido (pulsa en el círculo verde para más información)


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Vídeo con imágenes del recorrido


2 comentarios:

  1. En mis numerosos viajes a Cantabria casi siempre (exceptuando el paso más rápido por Campoo) he ido por la carretera "del Rudrón y del Escudo" o la de "la Mazorra y Villarcayo", pero nunca me he decidido a recorrer ese arco interior misterioso que traza el Ebro. Ahora es fácil de ver con los mapas de Internet, pero hace años no existía esa posibilidad. No conozco nada del río desde Pesquera hasta el desfiladero de los Hocinos, así que algún día recorreré los valles de Zamanzas y Manzanedo con este artículo como guía. Buen trabajo.

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  2. Gracias por tus palabras. Tienes más opciones aparte de lo comentado en este artículo; destacando el desfiladero entre Tudanca y Cidad de Ebro

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