Si exceptuamos el Ebro, El río Nela es el principal el curso de agua del norte burgalés. Las fuentes del mismo se encuentran en un valle de clara vocación norteña; el cual, pese a la degradación sufrida por la mayor parte de la vegetación de la zona, ha sabido conservar un denso hayedo que recorremos en la ruta de hoy. Mientras caminamos por el mismo podremos meditar sobre cómo podrían ser los bosques de esta zona en el pasado; unos bosques que incluso dieron nombre a los lugares de Ahedo y Robredo de las Pueblas.
Dificultad: media. El tramo de ida por el hayedo implica en muchas ocasiones cierta concentración para no resbalar y se acaba haciendo un poco cansado. El resto del recorrido no tiene ninguna dificultad.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Media. Hay que estar muy atentos en el tramo indicado. En el resto del sendero es muy fácil.
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 4 horas (13,5 kilómetros).
Situación
Desde Burgos tomamos la N-623 en dirección a Santander. Desde Cilleruelo de Bezana enlazamos hacia Soncillo y después hacia Santelices. Justo antes de entrar en este pueblo encontramos el cruce que lleva a Cidad, Busnela, Robredo y Ahedo de las Pueblas. Seguimos las indicaciones hacia este último pueblo (los últimos metros se hacen por un precioso bosquete). A su entrada seguimos la calle principal hasta una especie de plazoleta en la que se ubica una bolera. Aparcamos en este punto, en el que existe un panel explicativo del sendero.
Hacia Robredo y Ahedo tenemos un camino parcialmente asfaltado desde Cabañas de Virtus, lo que nos permitiría ahorrar unos kilómetros; pero no hay garantías de que este camino se mantenga en buen estado para turismos.
Puntos de interés
Ahedo de las Pueblas. Hayedo y robledal de los Ahidios. Prados y cabañas de la zona alta.
Descripción de la ruta
Ahedo es un pequeño pero cuidado pueblo que tiene ese encanto especial de los lugares en los que las praderas separan una casa de otra. Empezamos a caminar hacia la iglesia bordeándola por su izquierda. Vemos que durante unos metros nuestros pasos coinciden con los del GR1 pero justo a la altura de las últimas casas llegamos a una derivación en la que seguimos de frente, separándonos definitivamente de este sendero de largo recorrido.
Andamos por una ancha y cuidada pista acompañados primero de algunos árboles; pero pronto salimos a una zona abierta. Pese a los visibles intentos de repoblación, observamos en el entorno las claras evidencias del suelo degradado tras repetidos incendios: los arbustos espinosos dominan el entorno.
Frente a nosotros observamos un pequeño parque eólico hacia el que nos dirigimos en un ascenso muy llevadero. Cruzamos la pista que da servicio a los aerogeneradores y empezamos a descender. Frente a nosotros tenemos el barranco de Sollondón, el primer aporte importante para el Nela, que en su parte baja aparece cubierto de un denso robledal.
Muy pronto encontramos un sendero secundario que nace hacia la izquierda y que hemos de tomar (regresaremos por la pista al final de la ruta). La irregular vereda desciende rápidamente camino del fondo del barranco, cosa que se produce en unos minutos. Tras superar un puente seguimos la senda por el otro lado, la cual gira hacia el sentido descendente del torrente.
Ascendemos unos metros por lo que parece un antiguo camino carretero (por momentos se nota un antiguo empedrado) y pronto nos vemos dentro del bosque, lo cual embellece considerablemente el entorno. El camino, que transita fundamentalmente entre robles, muestra signos evidentes de un cierto mantenimiento. Tras unos minutos llegamos a una cabaña con su correspondiente prado vallado.
Desde aquí la clara senda se transforma en una borrosa trocha. Empezamos bordeando el murete de piedra dejándolo a nuestra izquierda. Cuando este asciende de modo más evidente lo dejamos, de modo que continuamos avanzando a media ladera del valle. Desde aquí nuestra guía son las difuminadas señales blancas y amarillas del sendero, las cuales siempre son difíciles de ver en un bosque.
Por cierto que el robledal ha dado paso a un espeso y precioso hayedo en el que dominan las ejemplares altos y esbeltos. Hemos de parar frecuentemente para detectar la continuidad del sendero. En todo caso en general avanzamos sin variar mucho de altitud, quizás un poco hacia arriba. Evitamos por tanto la tendencia natural de ir hacia la parte baja del valle.
Además de la dificultad para identificar el sendero, por momentos la pendiente de la ladera nos obliga a tener cuidado para no resbalar (tanto más si el suelo está húmedo), y en ocasiones encontramos arboles tumbados que hay que superar. Aunque todo ello contribuye a que el avance se haga lento y pesado, la belleza del bosque lo compensa sobradamente.
Tras un buen tramo entre el arbolado llegamos a la altura de un torrente que trae poco agua. A partir del mismo podemos decir que el sendero pierde su tendencia ascendente, pero tampoco baja demasiado. Un tramo después cruzamos un segundo arroyo con más agua y finalmente un tercero. Enseguida el bosque empieza a clarear alternando helechos y otros arbustos entre el hayedo, los últimos metros nos han acercado claramente al curso del río Nela.
Un pequeño vallado de alambre, que se supera con facilidad en la zona más cercana al río, da por finalizado el bosque. Desde aquí la señalización desaparece de forma definitiva. Seguimos buscando los mejores senderos entre los helechos. Algo más alejados del río cuando este se encajona, pero en general relativamente cerca. Podemos ahora observar el Nela, algo crecido por lluvias recientes. A lo lejos empezamos a intuir las cabañas y prados de la parte más alta. Estamos en la zona de Haidios, pago que da nombre a la ruta.
Tras bordear por su límite inferior una alambrada llegamos a la altura de las primeras cabañas. Sin subir hacia las mismas cruzamos un arroyo e instantes después localizamos el punto en el que unos grandes pontones nos permiten superar el Nela. Al momento alcanzamos la altura de una ancha pista, la cual seguimos hacia su derecha; es decir, retrocediendo por el otro lado del valle (El río todavía continúa algunos kilómetros más arriba). Llevamos unos 7 kilómetros de ruta.
La pista bordea algunas cabañas y termina rápidamente, a la altura de una valla que hemos de superar. Al otro lado continúa una ancha vereda desde la que podemos visualizar parte del hayedo que recorrimos anteriormente, aunque pronto se introduce en el bosque de esta vertiente.
Este lado recibe mayor insolación, y por ello aquí las hayas aparecen entremezcladas con otros árboles como robles o avellanos. Por su parte el sendero es bastante claro, y el avance se ve únicamente dificultado por algunos puntos algo embarrados. Por tanto avanzamos mucho más rápidamente que antes, en suave descenso, y por ello el camino de retorno se nos hace mucho más corto.
Llegados a una bifurcación seguimos hacia el lado derecho (el más definido). Desde aquí descendemos algo más evidentemente y nos acercamos algo más a un río que en general ha estado bastante alejado de nosotros, aunque casi siempre hemos oído su discurrir. Finalmente alcanzamos una marcada pista, justo en el punto en el que la misma cruza el río.
Al otro lado nos espera un marcado pero llevadero ascenso. Pronto dejamos atrás el bosque (no sin antes pasar junto a un espectacular ejemplar de haya). En nuestra subida volvemos a ver el boscoso fin del barranco de Sollondón en su unión con el valle principal del Nela. Tras aproximadamente un kilómetro de ascenso alcanzamos la bifurcación que tomamos en la parte inicial del trazado.
Ya sólo nos queda retomar el camino inicial. Subimos un poquito más, cruzamos la pista del parque eólico y seguimos el rápido descenso hacia el pueblo de Ahedo, el cual ya se vislumbra a la sombra de la meseta del Mazo de Argomedo. También se ve hacia nuestra izquierda el inconfundible perfil de los canales de Dulla. Con un poco de atención detectamos también el escaso caserío de Busnela.
Comentarios
El recorrido descrito se corresponde con el sendero de pequeño recorrido PRC-BU-53, Sendero de los Ahidios. En el momento de realizar el recorrido (noviembre de 2014) la señalización es bastante precaria, pero aun así ayuda en el avance por el bosque. En todo caso tampoco es estrictamente imprescindible seguir el sendero pues el avance por el hayedo es relativamente fluido y al final del mismo podemos acercarnos hacia el rumor del río.
Pese a que el desnivel principal es inferior a los 200 metros, el continuo sube y baja hace que el desnivel acumulado alcance los 600; a lo que hay que añadir la incomodidad de la primera parte del hayedo. Ello hace que la ruta no pueda catalogarse como fácil, aunque desde luego tampoco es difícil.
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Track para GPS (pulsa en el círculo verde para más información)
Vídeo con fotos del recorrido.
Lamentablemente, lo que antes era un pequeño polígono eólico, se ha transformado en tres o cuatro más, con hasta 95 aerogeneradores y con un impresionante impacto visual y de deforestación, movimientos de tierras, apertura de pistas de más de 10 mts de ancho, etc.
ResponderEliminarLa ruta transmite una sensación agridulce, la belleza de los lugares transitados y la presencia ominosa de los molinos, las pistas, las torres de alta tensión... que covierten ese entorno en un polígono industrial