El apartado y semidesconocido municipio de Jurisdicción de San Zadornil presenta unos valores naturales variados y en ocasiones sorprendentes; fruto de su orografía y su situación geográfica. En la larga ruta de hoy recorreremos buena parte de las ladera de la Sierra de Árcena burgalesa, descubriendo sus paisajes y sus bosques, en un recorrido que, si se realiza en otoño, puede catalogarse como uno de las más desconocidos e interesantes del panorama provincial.
Dificultad: Alta. Si se evita el ascenso al Revillallanos la dureza baja sensiblemente, pasando a ser media-alta.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Buena, salvo en el tramo de ascenso al Revillallanos
Belleza: Muy Alta.
Tiempo y distancia: 6 horas y 19 kilómetros (incluyendo el ascenso al Revillallanos)
Situación
Saldremos de Burgos en dirección Miranda de Ebro por la N-I. Pasado el desfiladero de Pancorbo tomamos la carretera que se dirige a Puentelarrá y el Puerto de Orduña. Atravesado el pueblo alavés de Espejo encontramos el cruce que hacia la izquierda conduce al parque Natural de Valderejo y San Zadornil. Al llegar a San Millán de San Zadornil tomamos el cruce hacia la izquierda que conduce a San Zadornil.
Puntos de Interés
Pueblos
de San Zadornil y Villafría. Bosques de hayas, castaños, pinos y otras
especies. Pico Revillallanos y vistas desde la cima.
Descripción de la Ruta
Una
vez aparcado el coche (estamos a 650 metros de altitud) empezamos a andar
ascendiendo por la carretera que continúa hacia Villafría de San Zadornil. Tras
unos cientos de metros, y nada más superar un paso canadiense, encontramos a
nuestra izquierda una pista que hemos de tomar. En su inicio se encuentra uno
panel indicativo relacionado rodal de castaños centenarios que nos vamos a
encontrar.
Como
consecuencia de su promoción para uso maderero y el abandono de la actividad
ganadera, la superficie de la
Jurisdicción de San Zadornil aparece cubierta de un manto
casi continuo de pinar. Sin embargo, en las zonas donde las circunstancias lo
favorecen (bordes de arroyos, zonas de Umbría y partes más altas), los robles,
las hayas y otras especies autóctonas consiguen competir e incluso arrinconar
al omnipresente pino. El
caso más sorprendente es este bosquete de extraordinarios castaños que estamos
a punto de contemplar, sobre cuya originalidad ya reflexionamos en un artículo específico.
Al
cabo de los primeros pasos ya vemos como hay muchas especies en este bosque,
entre las que aparecen los primeros castaños. Gracias a un puente superamos el
arroyo que baja desde Villafría y justo a continuación seguimos hacia la
derecha en un marcado cruce. Apreciamos como estamos caminando simultáneamente
por un sendero PR (pintura amarilla y blanca) y por un sendero GR (pintura amarilla
y roja). Al poco empezamos a ver los primeros vetustos ejemplares de castaño,
sobre todo por encima de nosotros, pero también al borde del camino. No estamos
a medir ejemplar por ejemplar, pero así a ojo parece que muchos rondan los 5 metros de perímetro.
Nuestra
marcha se ralentiza contemplando cada uno de estos seres vivos. Finalmente los
dejamos atrás y el pinar vuelve a ser protagonista, si bien al estar junto al
arroyo abundan otros árboles, sobre todo hayas. Vamos ascendiendo paralelos al
arroyo y a la carretera, que por momentos se intuye muy cercana (la circulación
es por lo general casi nula).
Sin
mayores novedades y disfrutando del bosque vamos ganando poco a poco altitud y
avanzando con facilidad. Cerca del kilómetro tercero (770 m ) alcanzamos una pista
más marcada. Nosotros la ignoramos para seguir de frente, cruzándola, por un camino menos
marcado.
Empezamos
ahora un tramo con mayor pendiente en el que las hayas van ganando terreno. 700 metros más adelante
llegamos a un cruce en donde hemos de girar a la izquierda. Al poco, llegando a
una zona más abierta, parece que el camino se difumina, pero mirando hacia la
derecha localizamos una pista mucho más ancha que seguimos hacia la derecha. Desde
este punto seguimos sólo las indicaciones del sendero GR, pues el PR gira hacia
la izquierda.
Los
pinos vuelven a ganar terreno mientras el ascenso se suaviza. Estamos a unos 900 metros y no habrá
mucha variación durante los próximos kilómetros. Estamos bordeando una loma
mientras que a la derecha observamos los paisajes cubiertos de pinos, con el
llamativo espinazo de Peña Carria en plan protagonista. A continuación vemos ya
una parte de la crestería en la que culmina la sierra de Árcena y las casas de
Villafría de San Zadornil.
El
camino termina junto a la carretera, a tan sólo unos metros del citado pueblo.
Entramos en este núcleo, apenas compuesto por unas pocas casas y llegamos a un
área recreativa y un aparcamiento. Estamos a unos 900 metros y hemos
recorrido algo más de cinco kilómetros.
Entramos
en la segunda fase de la ruta de hoy. Justo al inicio de la campa se encuentra
un lavadero. Rozamos el mismo y empezamos a subir por la pradera, pegados a una
valla de piedra. Al poco llegamos a un paso preparado para que lo superen las
personas pero no el ganado. Al otro lado empieza un sendero que ataca
directamente la fuerte pendiente hacia la sierra de Árcena (con cierta ligera
tendencia hacia la izquierda). Nos orientamos por las señales de pintura blanca
y verde (Sendero Local, SL), aunque lamentablemente las mismas no son muy
abundantes.
Aunque
la vereda es un tanto difusa, en principio no tendremos problema para alcanzar
un depósito. A partir del mismo seguimos ascendiendo siguiendo la misma
dirección prestando atención al sendero más claro. Si lo conseguimos acabaremos
junto a una valla ganadera justo a la altura de una portilla para superar la
misma. No haremos esto último, sino que la bordeamos por la derecha para
continuar ascendiendo.
Finalmente
alcanzamos un camino más ancho; estamos a 1050 metros de altitud.
Vemos que el sendero local gira hacia la derecha, mientras que nosotros tenemos
dos opciones: Afrontar el exigente pero interesante ascenso final a la sierra,
o eliminar este reto del recorrido y continuar directamente por el camino hacia
la izquierda simplificando la ruta. La primera opción nos lleva a identificar
el nacimiento de un sendero prácticamente desde el mismo punto en el que nos
encontramos, justo enfrente, en un hueco entre la vegetación. El dato más preciso es que justo aquí hay un cartel señalizando 3,2 km hasta Villafría.
La orientación a partir de este
punto exige concentración e intuición, basándose en hitos montañeros, trozos de plástico atados en las ramas y manchas
de spray de color naranja. En
un primer tramo el sendero tiene cierta tendencia hacia la derecha,
discurriendo por un pinar con muchos claros. Luego entramos en una zona con un
cerrado aunque afortunadamente corto macizo de espinosos endrinos que nos
cuesta superar; para llegar a un pequeño llano a la entrada del hayedo. Una vez
en el hayedo el sendero gira hacia la izquierda pasando junto a unos grandes
ejemplares de haya mientras la pendiente se va haciendo más y más acusada
obligándonos a frecuentes descansos.
Hacia
la cota 1150 el sendero vuelve a ir un poco hacia la derecha y al poco sale del
hayedo. Unos metros más adelante gira hacia izquierda y sigue escalando
aprovechando los cortos y resbaladizos escalones por arbustos, piedra, tierra y
hierba. Finalmente la agonía termina al llegar al cordal de la sierra (1260 metros ), cubierto
por espeso boj.
Mientras
recuperamos el aliento vamos comprobando el acusado contraste que ejerce esta
sierra, que curiosamente es el nexo de unión entre San Zadornil y el resto de
la provincia. Al norte vemos el ondulado paisaje cubierto de bosques,
especialmente pinar, más a lo lejos las diversas sierras del noreste burgalés y
el occidente vasco. Al sur el paisaje es completamente diferente. Ante nosotros
tenemos la planicie de Tobalina, ocupada en su mayoría por campos de cultivo y
cerrada por los montes Obarenes con su techo, el Humión, claramente
identificable.
Por
lo que se refiere a la sierra, hacia el oeste parece ir perdiendo fuerza y
carácter, mientras que hacia el Este los farallones son más marcados y cobijan
bajo los mismos espesos hayedos que luego visitaremos. El pico más alto de la
sierra, el Cueto, se encuentra en esta zona; monte este que visitamos hace no mucho.
Una
vez aquí el objetivo es poner el broche final a la ascensión llegando hasta el
Revillallanos, del que nos separan unos 300 metros en esta
dirección este. Llegamos a la cumbre (1281 metros ), marcada
con vértice geodésico y buzón montañero, sin mayores novedades que el boj que
ralentiza nuestros pasos. Desde aquí tenemos unas perspectivas más claras de lo
comentado anteriormente. Bajo nosotros y en primer plano tenemos la gran
“selva” de San Zadornil, que visto en un mapa se configura como un gran vértice
que penetra en Álava.
Volvemos
sobre nuestros pasos prestando atención al punto en donde se inicia el descenso
(hay un hito más grande de lo habitual) y empezamos a bajar con especial
cuidado, sobre todo en el primer tramo y sobre todo si el suelo está húmedo.
Cuando alcanzamos el camino donde estuvimos hace ya un buen rato experimentamos
alivio pues ya ha terminado la parte más montañera de la ruta.
Desde
aquí avanzaremos hacia el este durante casi cuatro kilómetros por un camino
bien marcado y sin apenas desnivel. Al principio abundan los pinos pero pronto
aparece un precioso y alargado hayedo que nos ofrece muchísimas estampas
preciosas. Por momentos podemos ver los farallones rocosos de la parte superior
o las boscosas laderas que quedan por debajo de nosotros. Una maravilla en que
la única pega es el hecho de que abunden los tramos un tanto embarrados que se
superan sin mayores complicaciones.
Cuando
llevamos unos 2
kilómetros en este tramo llegamos a un cruce en el que
seguimos hacia la derecha, si perder altitud. Con ello nos hemos vuelto a incorporar al sendero PR
que abandonamos antes de llegar a Villafría, aunque el paisaje sigue siendo
igualmente estupendo.
Lo
bueno empieza a acabarse cuando llegamos a una pista en mucho mejor estado que
tomamos hacia la izquierda empezando a descender (Si siguiéramos de frente
pronto llegaríamos al límite provincial) Al principio las hayas siguen
dominando pero pronto vuelve a aparecer el pinar. No obstante lo más llamativo
en este tramo es la abundancia de pequeños tejos (hay algunos que tienen ya un
porte razonable). El
descenso es largo y sin pendientes acusadas, adaptándose a un vallejo. Trazamos
un par de revueltas mientras que hacia la izquierda observamos la preciosa
sierra entre los huecos del pinar.
Cuando
llevamos más de 3
kilómetros de descenso y el pinar lo domina todo
llegamos a un marcado cruce. Nosotros tomamos la opción que queda más hacia la
derecha mediante un fuerte giro; estamos a 800 metros . Aún nos
queda un tramo de pinar, pero no mucho después empezamos a comprobar en la
ladera de enfrente una abundancia de tonos ocres: se trata del castañar que
rozamos al inicio de la jornada.
Antes
de llegar a este punto hemos de pasar la zona en que el camino alcanza un
nuevo vallejo. Desde aquí la pista gira y la vegetación vuelve a mostrarse en
todo su esplendor. No resulta complicado ver entremezcladas ramas de haya, roble y castaño, pero al cabo estos últimos empiezan a
dominar.
Poco
a poco empezamos a ver de nuevo ejemplares centenarios para los cuales se nos
acaban los adjetivos. Llama la atención poderosamente un ejemplar que
localizamos junto a una unión de pistas. Un cálculo aproximado me da más de
siete metros de perímetro (lamentablemente sus oquedades pueden ser su ruina,
pues se aprecian restos de fuego junto al mismo).
Tras
unos centenares de metros llegamos al final del castañar. La pista gira hacia
la izquierda y enseguida vemos un cartel que indica que el sendero PR sale del
camino para tomar un sendero por la derecha. Aceptamos la sugerencia y en unos
metros alcanzamos un antiguo camino que acompaña al arroyo de Villafría.
Enseguida aparece ante nosotros el perfil de San Zadornil, pero aún nos queda
una última sorpresa: junto al sendero se encuentran dos centenarios molinos en
perfecto estado. Tras acercarnos a los mismos damos por concluida la
ruta entre las pequeñas y centenarias callejas del pueblo.
Comentarios
Ruta
larga; que se hace dura por el ascenso final al Revillallanos. En caso
contrario es mucho más llevadera, aunque apenas se recorte un par de
kilómetros. Se ha planificado combinando los sendero PRC-BU-98 y SLC-BU-110,
con algunos tramos de enlace de cosecha propia. Estos senderos se incluyen
dentro de la red de senderos del Parque Natural de Montes Obarenes- San
Zadornil. En concreto, el sendero PRC-BU-98 incluye buena parte de los
elementos de interés del recorrido (salvo el acceso a Villafría y al
Revillallanos), implicando sólo 13 kilómetros de recorrido y 511 metros de desnivel
acumulado.
Otra alternativa, quizá mas frecuentada, es empezar desde Villafría y explorar la parte más occidental de la sierra, hasta la zona del desfiladero del Purón. Esta opción aparece descrita de manera precaria en un artículo más antiguo de este blog.
Al
final del recorrido es preciso reservar un rato para disfrutar de los elementos
de interés que nos reserva el pueblo de San Zadornil y que os comento más en
profundidad en este otro artículo. En
el cercano pueblo de San Millán de san Zadornil hay un asador con una relación
calidad-precio aceptable; el asador Árcena.
Guarda este artículo como pdf e imprímelo cuando quieras
Track del recorrido para GPS (pulsa en el círculo verde para más información)
Track del recorrido para GPS (pulsa en el círculo verde para más información)
Vídeo con imágenes del recorrido
Muy interesante el post...
ResponderEliminarComo curiosidad, decir, que la cima de Revillallanos hasta no hace muchos años, era considerada cima alavesa y burgalesa. Con la última actualización del catálogo de cimas, ha pasado a ser cima enteramente burgalesa.
1 saludo.