Nos desplazamos hacia otra de las
zonas montañosas de la provincia, más en concreto a la villa de Pineda de la
Sierra, enclavada en plena sierra de la Demanda. Esta localidad, montañera como
pocas en la provincia, se sitúa en el alto Arlanzón, bajo la sombra de los picos Mencilla y San
Millán.
A la belleza del entorno se suma
la de la propia localidad, caracterizada por un homogéneo casco urbano dominado
por la piedra arenisca roja. En el mismo, son frecuentes las recias casonas de
los siglos XVII y XVIII, fruto de la riqueza ganadera que generaban los pastos
que abundan en su extenso territorio. Las fotos que aparecen a continuación
ofrecen una pequeña muestra.
El elemento más característico de
esta iglesia es la galería porticada que se abre en su lado sur, formada por
once arcos más el vano de acceso. Los capiteles están decorados con estilizados
motivos vegetales que contribuyen a la armonía del conjunto. Parece estar
elaborada con posterioridad al edificio por algún maestro del taller de Silos.
La portada que protege el pórtico
es aparentemente sencilla. Formada por cinco lisas arquivoltas, la decoración
se centra en los capiteles. Los motivos representados son variados y muestran
una rica iconografía de interpretación compleja. Una de las escenas más
llamativas es la de una sirena de doble cola a la que un centauro lanza una
flecha.
Por lo que respecta al ábside,
está formado por cinco paños con tres ventanas ligeramente abocinadas. Como
suele ser habitual los artistas centraron su trabajo en los canecillos y
capiteles, que muestran interesantes motivos de calidad más que aceptable,
abundando las cabezas zoomorfas y antropomorfas. También vemos una hilera de
canecillos a la altura de lo que fuera cubierta original, que han quedado por
debajo por el recrecido efectuado en el siglo XVI.
No podemos dejar de mencionar la
habilidad del maestro del siglo XII para levantar un edificio tan robusto y a
la vez elegante en un emplazamiento con una considerable pendiente. En todo
caso, para un conocimiento más detallado de las obras de este templo podéis
consultar el extenso artículo que le dedica la web románico digital.
Paseando por las calles de Pineda
es imposible abstraerse a la oscura presencia del pico Mencilla. No dejaremos
pasar la oportunidad de subir a su cumbre, y de ello daremos cuenta en nuestro
próximo artículo.
Interesante el reportaje sobre Pineda de la Sierra, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarGracias
La piedra arenisca roja da una sensación de robustez bestial. Precioso Pineda, un lugar con mucho encanto. ¡Gracias por el reportaje!
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