Tras un parón algo más largo de lo inicialmente previsto reanudo la actividad del blog. Es verdad que veo que cada vez me van quedando menos sitios por visitar (y a veces también menos ganas de hacerlo), pero tranquilos que tenéis blog al menos para unos cuantos meses más.
Empezamos completando un poco la información de algunos de los sitios por los que pasa el sendero GR-85, descrito hace unos meses. El primero de estos lugares es el curioso y enigmático emplazamiento de las llamadas "cuevas de los moros". El yacimiento aparece en una peña aparentemente inaccesible (no lo es tanto, tal y como vimos en la oportuna descripción) entre los pueblos de Quecedo y Arroyo de Valdivielso, aunque más cerca de este último.
Una vez llegados al lugar vemos que ni se trata de cuevas ni están hechas por "los moros". Lo segundo ya no nos sorprende a estas alturas de la película, dada la costumbre de nuestros antepasados de usar este calificativo pero si no son cuevas, ¿Qué son?.
La primera explicación aparentemente lógica para estas 16 oquedades alineadas en la dirección E-O es que se trate de una necrópolis altomedieval. Sin embargo, su tamaño relativamente grande y el hecho de que estén excavadas en vertical y en materiales calizos duros coincide poco con los estándares de este tipo de yacimientos.
Por otro lado, la apariencia de las mismas y algunos indicios hace pensar que tal vez estuvieron integradas en algún tipo de construcciones que acabaron colapsando dejando solo la parte excavada en la roca.
Lo que sí que es evidente es que el emplazamiento, fuera lo que fuese, no está escogido al azar, pues desde el mismo se disfrutan de unas excelentes panorámicas del valle de Valdivielso.
Para añadirle algo más de enigma, según parece hasta hace unos 100 años existió una ermita a los pies de la peña que pudo tener vinculación con el monasterio de San Pedro de Tejada, y hay quien ha escrito que en el lugar se levantaba una antigua ciudad.
Más sobre el lugar nos comenta el bueno de Zález.
Interesante, la verdad.
ResponderEliminarHola, de nuevo al tajo, jeje.
ResponderEliminarA mí este lugar me chirría por todos lados, como bien opinas, no son ni cuevas, ni hubo moros. En la estrecha cornisa al borde del cortado se aprecian trozos de tejas por lo que bien pudieron estar cubiertas como delatan los agujeros y canales rodeando los huecos. Un arqueólogo que estudia el valle opina que fueron despensas o almacenes de víveres en la antigüedad. Menudo sitio más incómodo para almacenarlos, y mucho menos con esa orientación al sur, nada apropiada para la conservación. También algún historiador piensa que en su base, donde se aprecian restos de muros en una zona bastante amplia, estuvo la antigua ciudad de Iberia. En suma, un misterio sin resolver.
Saludos cordiales,