Continuamos con nuestro breve periplo por la zona oriental de La Bureba para hacer parada en Quintanilla San García. El lugar debe su nombre a su hijo más ilustre San García, que fué abad del monasterio de San Pedro de Arlanza en el siglo XI, coincidiendo con la época de mayor esplendor.
De hecho San García en Arlanza, San Íñigo en Oña y San Sisebuto en San Pedro de Arlanza, contemporáneos, marcaron lo que podríamos llamar la época dorada del movimiento monástico en Burgos. Como dato anecdótico señalaré que entre los milagros atribuidos a este santo está el de haber tenido la revelación de la ubicación de los restos de San Vicente, lugar que curiosamente señalé hace escasas fechas en mi otro blog Tierras de Castilla y León.
En otro orden de cosas, encontramos en San García una pequeña elevación, prácticamente en el centro del pueblo, en donde se distinguen las ruinas de la iglesia de San Andrés.
No dejarían de tratarse de unas ruinas más, desde luego no las de mayor interés, si no fuese por la historia que está grabada en sus piedras. En efecto, éstos son los últimos restos de la antigua fortaleza de la que la iglesia formaba parte.
Nos remontamos a mediados del siglo XV. Castilla se desangra en luchas internas por el control del poder, al que no renuncia el rey Juan de Navarra. El monarca tiene señalada Quintanilla como un importante bastión para la consecución de sus fines.
Juan I de Navarra vino en plan de guerra a Quintanilla San García, exigiendo la entrega del pueblo con su fortaleza. Los vecinos de Quintanilla respondieron que jamás lo harían, porque tal proceder implicaba traición al rey de Castilla, a quien habían jurado fidelidad; le hicieron ver que tuviera piedad de ellos, porque no tenían Señor que les defendiese; pero si el monarca navarro se obstinaba en apoderarse del pueblo y fortaleza, le hacían saber que antes estaban dispuestos a morir todos y a ver quemado su pueblo que ser traidores al rey de Castilla.
Ante esta respuesta numantina, el rey de Navarra ordenó el cerco con 1000 hombres armados y 2000 infantes que, tras duro combate, se apoderaron del pueblo y llegaron hasta las puertas del cortijo o fortaleza, pero aquí la resistencia fue tenaz y constante, el número de muertos era crecido y más en los de fuera que en los de dentro; a las puertas mismas de la fortaleza cayó un caballero que, alistado en el ejército del rey de Navarra, se había comprometido a entrar en la fortaleza y a quien el monarca navarro había prometido la elevada suma de 300.000 maravedises si lograba su objetivo.
Después de un prolongado asedio y forcejeo, Juan I de Navarra, se convenció de que aquel cerco le estaba costando mucha sangre, eran pocas las probabilidades de éxito y menos las ventajas que su posesión le podía acarrear. Pensados los pros y los contras optó por levantar el cerco y retirarse, pero contrariado amargamente por no haber podido entrar en la fortaleza mandó quemar el pueblo, ardiendo sesenta y tres de sus casas, quedando así reducida la villa a cenizas en su casi totalidad. Los defensores de la fortaleza de Quintanilla no eran mas que setenta, número insignificante ante los 3000 sitiadores y asaltantes del monarca navarro; por eso no pueden menos reconocer agradecidos que la resonante victoria ha sido debida al auxilio, protección y poder de Dios. Asimismo reconocen la ayuda dispensada por el apóstol San Andrés, "cuya casa defendían" y por San Vitores, cuya fiesta coincidió con la victoria, que fue el día 26 de agosto de 1444.
Conocemos esta historia merced a un manuscrito que se conserva en el pueblo, y que ha sido transcrito literamente a un mosaico que se encuentra ubicado en el atrio de la actual iglesia. La iglesia de San Andrés dejaría de ser escenario de culto en el siglo XVII y desde entonces se ha ido arruinando hasta su estado actual.
Junto a las ruinas este peculiar monumento al tractor, erigido en el año 80.
Vista del pueblo desde las ruinas de San Andrés. Destaca la torre de la iglesia de Nuestra Señora de Allende.
En año pasado, junto con el centro social del municipio, se inauguró este monumento al olmo, un árbol tan importante hasta hace poco en el transcurrir de la vida rural.
La placa anexa alberga una poesía de un vcino del lugar, Juan López de Ael, y dice así:
Queda la huella de ayer,
los trinos de los pájaros cantando,
jugando entre tus ramas como niños,
y el “vacío”.
La lanza de tu vuelo,
el tronco hecho raíz,
aún en el suelo,
lleno de historias de antaño.
Los pastores
envidian la sombra de tu cuerpo
Olmo dormido
ya para mi alma.
¡Sueños!
Raíces y memorias de esta villa,
la misma que te salva del olvido
porque en tu cuerpo
hay raíces y silencios
que son un grito de amor
hacia tu pueblo.
La mayor parte de esta información ha sido tomada de la web del pueblo, que os animo a consultar si queréis saber algo más.
Hola Montacedo:
ResponderEliminarBonita e interesante historia. Parece mentia mi ignorancia, pero quizás se deba a que la "Loma" como se la llama por aquí a esa extensa zona burebana, en apariencia, pero solo en apariencia, no me ofrecía demasiado atractivo.
Estaba equivocado.
Saludos,
Hola Zález,
ResponderEliminarSi. La verdad es que cuando lo miras en un mapa tenemos ese triángulo formado por el límite con la Rioja, la N-1 y la N-120 en el que hay muy pocas poblaciones y nos es prácticamente desconocido.
Ya es hora de que se empiece a prestar más atención a esta zona de la provincia, una de las más ricas patrimonialmente, porque veo que todavía en este blog la zona del oca-tirón está por explorar.
ResponderEliminarEfectivamente Anonimo. Tengo unos cuantos sitios en la planificación de sitios a visitar. A ver cuando puedo hacerlo.
ResponderEliminarAprovecha y date un paseo por Puras de Villafranca. Las minas de manganeso acaban de ser declaradas BIC, aunque si la cosa va más de naturaleza te recomiendo los hayedos de por ahí. Una verdadera belleza. Sobre las minas puedes informarte en esta web:
ResponderEliminarhttp://www.minasdepuras.com/es/burgos/
De todas maneras donde mejor pueden informarte sobre qué visitar por esta zona es en la oficina de turismo de Belorado.
Un saludo y sigue con este magnífico trabajo
Gracias por el comentario. Lo tengo en la agenda, junto con otras muchas cosas.
ResponderEliminarTengo entendido que el nombre procede de que perteneció en si día al Conde Sancho García, y por derivación se quedó en San García, que casualmente coincide con el nombre de su santo.
ResponderEliminarEl pueblo lo tienen precioso y en los últimos años están haciendo una labor estupenda de recuperación. Merece la pena hacerle una visita.
Si. Creo que hace poco les han dado un premio en este sentido.
ResponderEliminaresta zona es una mina... . la riojilla burgalesa, que no es rioja ni igual tampoco muy burgalesa... Inquietantes paisajes, calzadas romanas, yacimientos arqueologicos, pueblos abandonados, arquitectura popular, etc He estado varias veces en el pueblo, conocia la iglesia en ruina y los restos de la fortaleza pero no habia oido nada de la mazmorra! Animo que hay mucho por escarbar...
ResponderEliminarAprilio
Gracias por tu comentario. Hace relativamente poco tiempo apareció en prensa una noticia sobre la mejora de los restos de la iglesia.
ResponderEliminarImpresionante historia. Parte de mi sangre viene de Quintanilla San Garcia, hoy he estado con mis padres (24/08/2024) y me ha encantado el lugar, algo de su historia me la han contado en casa muchas veces pero hay que estar ahi para imaginarse las cosas,volvere son duda. Un saludo a todos!
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