Puedes leer la descripción de una variante más actualizada y detallada en este enlace.
Otra ruta de la prehistoria de mi época senderista, que traigo aquí para fijar la atención del senderista sobre la zona.
Dificultad: Media
Orientabilidad: Media
Belleza: Alta
Tiempo: 5 horas y media
Situación.
Hay que salir de Burgos por la N-120 en dirección a Logroño. A la altura de Ibeas de Juarros hay que desviarse a la derecha por la carretera que conduce a Pradoluengo. Tras pasar por Villasur de Herreros y Alarcia hay que proseguir unos cinco kilómetros más hasta tomar un cruce a la izquierda que conduce a Rábanos y Villamudria.
Puntos de Interés
Pueblo de Villamudria. Hayas junto al Oca. Cañón y embalse. Desfiladero del Oca. Amplios bosque de hayas y robles.
Descripción de la Ruta
La ruta discurre por el alto valle de Oca entre las estribaciones del pico San Millan y los más modestos montes de Oca. Cubiertos de un sorprendentemente bien conservado bosque caducifolio.
Aparcamos el vehículo al acabar la pista asfaltada. Observamos que las casas de Villamudria, si bien no muy bien conservadas, conservan un indudable valor arquitectónico a base de entramados de madera.
El pueblo presenta una marcada inclinación hacia el fondo del valle del río Oca, hacia la derecha del caminante. Seguimos en esa dirección y rápidamente encontramos un camino que enfila hasta el borde del río.
Tras un rápido descenso rodeados por una cada vez más tupida masa vegetal compuesta por diversos tipos de arbustos y diversos árboles de ribera alcanzamos el río. En verano presentará muy poca agua, sobre todo en este primer tramo del recorrido.
Tras atravesar una zona más despejada se cruza el río por un puente de cemento e inmediatamente aparece un camino que asciende por la derecha y que será el que se utilice para el regreso. Nosotros seguimos junto al río y en seguida alcanzamos los restos de un antiguo molino.
Poco después atravesamos una valla para el ganado y llegamos a un nuevo molino. En este punto hay que cruzar el río para a continuación abandonar el camino y seguir avanzando por el borde del río.
A partir de aquí no tendremos un camino muy marcado. Por lo que tendremos que avanzar en cada momento por la senda que consideremos más adecuada, teniendo a veces que cruzar el río o ascender algunos metros por la ladera.
La vegetación en este tramo es claramente diferente, mientras que las laderas aparecen cubierta de piedra o prados junto al río aparecen unos espectaculares ejemplares de haya. También cubren parte de la ladera izquierda.
El avance va siendo cada vez más costoso, ya que el valle cada vez es más cerrado y nos vemos obligados a menudo a ganar altura. Finalmente llegamos a un lugar en el que el río se encajona en una brecha abierta en la roca y nos vemos obligamos a ascender definitivamente por un marcado camino que se parece a un cortafuegos por la ladera de la derecha.
Tras una ligera ascensión el camino desaparece. Este es un buen punto para contemplar detenidamente el aspecto de esta comarca. Hacia el oeste tenemos la imponente masa del pico san Millán y en nuestra dirección vemos extenderse amplias manchas de bosques de robles y hayas. Al Oeste el perfil más quebrado del desfiladero del Oca y la parte de los Montes de Oca más próxima a la cuidad de Burgos.
A nuestra derecha aparece un pequeño aunque profundo vallejo. Hay que bajar al fondo del mismo y volver a ascender por la otra ladera sin alejarnos del curso del Oca. Tras volver a ascender y avanzando paralelos al curso del río continuamos por una zona de pastos y antiguos terrenos de labor mientras observamos casi en el frente, un poco a la derecha, una zona en la que crecen pinos de repoblación. Nos dirigimos hasta los mismos hasta localizar un camino que los bordea por su lado superior.
Avanzamos por este camino mientras que a nuestra derecha se observa parcialmente el embalse del Oca. Los pinos son sustituidos por una vieja valla metálica que sigue paralela a la izquierda del camino. Poco después llegamos a la entrada de un espeso bosque. A nuestra derecha asciende un camino que será utilizado para el regreso. Nosotros seguimos sin cambiar de dirección por una senda que se interna en lo más espeso del bosque.
Avanzamos por un precioso bosque en el que las hayas y robles se alternan. Mientras que el avance se hace a veces un poco difícil por las ramas que invaden el sendero.
Continuamos disfrutando del paisaje hasta desembocar en un camino que desciende hacia Villafranca Montes de Oca. Poco después atravesamos una valla para el ganado y seguimos por este bien conservado bosque. Tras un buen tramo de bajada, y ya en las proximidades de Villafranca se localiza en el lado izquierdo un gran árbol seco con varios agujeros en su tronco. Unos diez metros después nace una senda en el lado izquierdo que tomamos.
El nuevo sendero retrocede en la espesura del bosque, pero el camino es tan bello que no nos importa el avance extra. Tras unos diez minutos de avance localizamos un camino que desciende por lo que parece un arroyo seco y que rápidamente encuentra de nuevo el curso del río junto a un antiguo puente.
Unos metros hacia la izquierda localizamos la fuente de San Indalecio. Lugar donde, según la tradición jacobea, fue martirizado dicho santo. Sin retroceder seguimos por una vereda que cruza el río y que enlaza con el camino que se introduce en el sector más escarpado del desfiladero del Oca.
Pese a tener poco más de quinientos metros, perece la pena introducirse en este angosto paraje y contemplar la retorcidas peñas que dominan el paraje.
Es posible avanzar hasta la presa recientemente construida y subir hasta la misma por el lado derecho. Si lo hacemos podremos contemplar el pequeño embalse que se extiende hasta la garganta que anteriormente nos impidió el avance. Pese a que uno no es muy exacerbado en cuestiones ecológicas no puedo evitar preguntarme si realmente esta presa era necesaria.
Retrocedemos hasta la fuente de san Indalecio, lugar muy recomendable para parar a comer, y hacia el sendero que a través del bosque llega hasta el árbol seco. Tomamos el camino principal hacia arriba hasta la valla metálica y nos desviamos por el primer sendero que hacia la derecha se introduce en la espesura.
Este sendero no es el mismo que anteriormente utilizamos, pero merece igualmente la pena ya que discurre por una zona de hayas de gran altura. Finalmente salimos al claro un poco más abajo de la valla metálica. Hemos de ascender paralelos al lindero del bosque hasta localizar el camino anteriormente indicado y que asciende hasta la parte más alta del monte.
En esta zona el camino se difumina durante unos metros. Hemos de intentar avanzar rectos, sin desviarnos hacia la derecha, hasta que el camino vuelve a estar muy marcado. Dejamos un camino que desciende a la derecha y, ya en un nuevo bosque, otro que se dirige a la izquierda.
El camino, muy marcado, va lentamente descendiendo hasta un vallejo a la derecha y continúa por el mismo hasta llegar a una de las esquinas de un vallado de construcción reciente. En lugar de seguir paralelos al mismo nos desviamos por un camino que asciende bruscamente por ladera de nuestra derecha a modo de cortafuegos. En esta zona los pinos de repoblación dominan sobre el bosque autóctono.
Ya en lo alto el camino gira paulatinamente hacia la izquierda y poco después se ve atravesado por un camino que viene del bosque de pinos de la izquierda y se introduce en el bosque de robles de la derecha. Tomamos esta última dirección y poco después encontramos un último cruce en el que hay que seguir por el camino de la izquierda, más marcado.
A partir de aquí hay que seguir descendiendo y disfrutando por el bosque de robles hasta encontrarse finalmente con el curso del río Oca en el punto que ya se indicó en el inicio del recorrido. Ahora ya sólo hay que desandar lo andado hasta el pueblo de Villamudria, que ya se divisa en las cercanías.
Comentarios
Debido a las características del recorrido pierde mucho si se realiza antes de Mayo ya que los árboles estarían sin hojas. Tal vez a finales de Otoño, tras las primeras lluvias, se consiga un río caudaloso y unos árboles en todo su esplendor cromático. Salvo por el río, el verano no es una mala época.
Si en general llamo la atención sobre la posible caducidad de los recorridos, quiero hacerlo en especial sobre el descrito en esta entrada, teniendo en cuenta el abandono de la actividad en la zona. Sobre la base de otras rutas que visto en la zona y la topografía os sugiero este trazado que propone una vuelta alrededor de la presa, con el aliciente de poder acercarse a los restos de dos pueblos abandonados: Alba (que da nombre a la presa) y Ahedillo. Ójala que en un futuro no muy lejano pueda recorrerlo y contrastarlo por mí mismo.