Entre Cornejo y la parte más norteña de la merindad de Sotoscueva se abre un pequeño desfiladero que llama la atención por estar acompañado de un cauce casi siempre seco.
La razón la podemos deducir de las cavidades existentes en la pared opuesta a la carretera, hoy semiocultas por la vegetación pero a las que nos podemos acercar por un sendero practicable.
Este conjunto de pequeñas cavidades que dan nombre al desfiladero, suman más de 2 km de recorrido total, y tragan, salvo en época de grandes lluvias, la totalidad del cauce del río Trema, que no surgirá de nuevo a la superficie hasta unos kilómetros más adelante, constituyendo con ello uno de los principales sumideros del sistema de Ojo Guareña.
En el muro de la carretera. si estamos apercibidos previamente, podremos descubrir dos pequeñas columnas pétreas.
Estas dos formas son conocidas como "El Porrino" y "La Porrina" y su historia legendaria nos viene narrada en el libro "Leyendas y Costumbres populares del norte de Burgos".
Cuenta la leyenda que El Porrino y la Porrina eran antiguamente una pareja de brujos que calumniaron a un hombre santo de haber abusado de una doncella. Este les arrojó una maldición según la cual quedarían para siempre...
“sin ver y siendo siempre vistos, y vuesta cabeza vacía quedará vacía del todo".
Su hija se salvó de la maldición, y como bruja de Sotillo causó diversas molestias a los vecinos del cercano pueblo de Cornejo. Por cierto, se cuenta que en la cueva La Mina (situada junto a la furgoneta que aparece en la primera foto) escondió un tesoro un tal conde Badoglio, y que incluso unos vecinos no hace mucho excavaron para intentar encontrarlo.
Terminamos este pequeño periplo en el punto más al sur del desfiladero, en donde encontramos una rareza botánica: un tilo natural. (lo encontramos gracias a las indicaciones dadas en la web sotoscueva.es)
Interesante reportaje. Saludos.
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