Uno de los más conocidos dólmenes Burgaleses es este de “La
Cabaña”, quizás por su relativa cercanía al pueblo de Sargentes de la Lora;
aunque también obviamente por su buen estado de conservación fruto de la
actuación en los años ochenta y su buen mantenimiento.
El acceso al dolmen está bien
indicado, se realiza por un camino que parte al norte perpendicularmente a la
carretera que atraviesa el pueblo, remontando un pequeño vallejo que en
primavera muestra un precioso colorido. El dolmen está a unos 2 kilómetros de
Sargentes, junto a una zona en la que el arroyo se encajona. Es evidente que
los ortostatos del dolmen fueron extraídos desde este mismo punto. De hecho
algunas piedras parecen haber sido descartadas en el momento de la
construcción. La cascadita y el prado cercanos pudieron tener relación con la selección
del emplazamiento.
Se trata, como otros dólmenes
burgaleses, de un enterramiento del tipo “sepulcro de corredor” en el que la
cámara circular, de más de 3 m de diámetro, está formada por siete grandes
lajas de piedra caliza enhiestas, que superan los 2 m de altura y sobresalen
por encima del túmulo. Esta cámara se comunica con el exterior a través de un
pasillo o corredor de 5 m de longitud, que pudiera haber sido mucho más largo y
flanqueado por otros ortostatos, de los que sólo se conservan tres. Aún
conserva dos lajas que hacen de techo en la parte más próxima a la cámara.
Además, estas grandes piedras servían de apoyo a otras losas que lo cubrían.
Alrededor y protegiéndolo, aparece el túmulo de tierra y piedras, de forma
ovalada y muy deteriorado, que llega a tener hasta 16 m de longitud máxima, 11
de mínima y 2 metros de alto.
Mientras estuvo en uso, albergó
los restos humanos que eran depositados tanto en la cámara como en el corredor.
Como muchos otros dólmenes, ha sido violado, saqueado y destruido ya desde
épocas romanas, por lo que sólo se han conservado unos pocos restos óseos
correspondientes a 13 personas en la cámara —10 adultos, un joven y dos niños— y
una más en el corredor. Dentro de la cámara también se han hallado diversos
elementos de ajuar, como microlitos de formas geométricas, una punta de flecha
de sílex o un raspador, además de algunos adornos, entre los que destacan unas
cuentas de color verde y algunas arandelas de pizarra. Por todo ello, este dolmen
se puede fechar hacia la segunda mitad del IV milenio a. C., en el Neolítico.
Como ya hemos indicado,
una característica muy frecuente de los dólmenes de corredor es su orientación
hacia el sureste, de modo que la luz del sol sólo penetra por los mismos en los
días cercanos al solsticio de invierno. No es descartable que los cadáveres
fueran conservados en otro lugar y que sólo en estas fechas se produjese el
rito de enterramiento definitivo de los fallecidos durante el año.
Al fondo los dos grandes colosos de la Montaña Palentina, el Curavacas y el el Espigüete |
Después de verlo, no os podéis perder de ver el único museo de petróleo de España.
ResponderEliminarMuy interesante.
Hoy he estado por ahí y me ha encantado tanto el Dolmen como los senderos de la zona, Sargentes y alrededores son una pequeña joya escondida. Y por cierto, no había mucha gente pero sí se veían senderistas y moteros. Saludos,
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