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Hoy describimos este interesante y poco conocido paisaje de cañones que se encuentra en la parte meridional del complejo de Ojo Guareña (aunque fuera de la zona de protección). La ruta se complementa con la visita a los bellos núcleos de Quintanilla Valdebodres y Puentedey.
Dificultad: Media
Orientación: Fácil
Belleza: Alta
Tiempo: 5 horas.
Situación.
Los canales de
Dulla son en realidad una serie de profundos cañones que se encuentran muy próximos a la localidad norteña de
Puentedey. Para llegar desde Burgos hay que tomar a C-629 hasta
Villarcayo. En pleno centro del pueblo se localiza el cruce a mano izquierda que conduce, tras 15 Kilómetros, a la localidad de
Puentedey. En la misma se sitúa el cruce a mano derecha que nos lleva a
Quintanilla Valdebodres.
Puntos de Interés
Todo el Canal de
Dulla, junto con su imponente remate. Las vistas desde la puerta de
Dulla.
Puentedey: vistas y arquitectura rural. Cascada de la Mea.
Descripción de la Ruta
Antes de empezar el recorrido (o tal vez es mejor dejarlo para el final) merece la pena darse una vuelta por este pequeño y desconocido pueblo. Las casas, muy bien conservadas, presentan la típica solana o balcón de madera. También es bonita la plaza y el molino del pueblo. El agua que surte al mismo proviene de una profunda
surgencia conocida por el
impactante nombre de
“Pozo del Infierno” y situada a pocos metros del mismo.
Contémplala detenidamente y opina por ti mismo.
Al pié de la pequeña Iglesia y alejándose de la carretera nace una pista de cemento que hemos de seguir. Tras salir del pueblo y en el momento en que la pista forma una pronunciada curva abandonamos la misma por una senda que se interna en la arboleda. Avanzamos junto al cauce seco de un arroyo por una senda
zigzagueante que de hecho forma parte de un sendero de largo recorrido (
EL GR1) como lo atestiguan las marca rojas y blancas que encontramos en el camino.
No obstante, poco más adelante tendremos que abandonar el mismo. Mientras que el sendero principal continúa recto nosotros tomamos uno que surge a la izquierda y que nos lleva junto a un arroyo al encuentro de un estrecho desfiladero. La senda continúa siempre junto al borde del río y es necesario cruzarlo una y otra vez (en verano estará seco). La vegetación, mixta de árboles de ribera, encina y quejigos, es bastante espesa.
Poco a poco las paredes del canal de
Dulla van siendo más altas y se observan los primeros farallones rocosos. Precisamente al frente aparece una imponente peña que divide el canal que hemos de seguir (a la derecha) de otro canal por el que también discurre un arroyo. En este tramo el río baja de piedra en piedra alegrando la vista. Poco más adelante dejamos a la izquierda un nuevo arroyo y canal.
Paulatinamente la vegetación va siendo más escasa y aparecen unos buenos ejemplares de enebro. Igualmente el arroyo también ve disminuido su caudal hasta acabar secándose. Un tramo más de subida y nos encontramos con el final del cañón. Un anfiteatro rocoso en el que se puede localizar una oquedad (comienzo de la cueva del Moro) y un collado entre las rocas, a la derecha de la cueva, conocido como puerta de
Dulla y hacia el que empezamos el ascenso.
No hay sendas marcadas por lo que hay que ir subiendo aprovechando las distintas trochas. Nos anima saber que es el único tramo duro del recorrido y con un poco de esfuerzo alcanzamos el alto situado junto a una valla metálica para el ganado. Es el momento de tomar un descanso y contemplar el camino andado. A nuestros pies aparece el profundo cañón en forma de U. Al fondo podemos contemplar el valle de
Villarcayo.
Superamos la valla metálica y un nuevo deleite para los ojos. A la izquierda se contemplan los pueblos del valle alto del
Nela y al fondo los picos de la Cordillera Cantábrica. A nuestra derecha, el más áspero paisaje de la merindad de
Sotoscueva.
Hacia la izquierda nace una pequeña senda que paulatinamente va descendiendo. No es difícil encontrarse con caballos
semisalvajes que embellecen el paisaje. Si queremos una foto hay que ser bastante cuidadosos porque son muy asustadizos. Llegamos a una valla metálica y descendemos la fuerte pendiente junto a la misma sin cruzarla hasta que llegamos hasta un camino que tomamos hacia la izquierda.
El camino va siempre paralelo a los
cantiles rocosos que acabamos de abandonar y que ahora se pueden contemplar en toda su extensión. A la derecha tenemos un bosque de encinas. El camino es
prácticamente llano y discurre entre unas praderas naturales. Al cabo de
aproximadamente media hora se llega al punto en el que el camino comienza a descender . Poco antes hay que tomar un camino que nace a mano izquierda (ante la duda podemos ir a través por la pradera y siempre en paralelo a los
cantiles rocosos de la izquierda).
Tras otro trecho el camino conecta con una pista de tierra que asciende desde el fondo del valle. Se la toma hacia la izquierda sin perder nuestra dirección. Poco después comienza un descenso. Al poco hemos de tomar un camino que nace a la izquierda y que tras un pronunciado descenso nos conduce a
Puentedey.
La visita a este pintoresco pueblo la podemos incluir dentro de nuestro recorrido. Sin abandonar el camino que nos ha traído hasta aquí
desembocamos en una calle más ancha. Giramos a la derecha y avanzamos junto a unas vallas protectoras. Tras un breve ascenso aparece a la izquierda una vereda entre dos vallas por la que avanzamos hasta desembocar en otra calle que se toma hacia arriba hasta que se vislumbra la iglesia.
En nuestro camino hacia la misma contemplamos diversas casas construidas sobre la roca que aún conservan gran interés. Las calles se adornan con antiguos aperos de labranza. En la iglesia contemplamos el enigmático soldado que lucha con una serpiente de su portada, restos de un origen románico.
Continuamos hacia la casa-palacio, en proceso de reconstrucción. A través de nuevas callejuelas descendemos a la parte baja del pueblo. Alcanzamos el borde del río
Nela y contemplamos el espectáculo que forma el gigantesco puente natural sobre el río y las casas sobre el mismo destacando la iglesia y el palacio que antes contemplamos más de cerca. También podemos descansar un rato al borde del río.
Cruzando el puente sobre el río seguimos por la misma carretera que antes nos llevó al inicio de la ruta para dar por terminada la misma. Pero aún nos queda una última sorpresa. Tras abandonar el pueblo y al cabo de unos diez minutos andando por la pista aparece un nuevo desfiladero a nuestra izquierda. Al poco tomamos una senda que se introduce en el mismo y que en poco más de cinco minutos nos lleva al espectacular remate rocoso que culmina el canal. Una preciosa cascada (la cascada de la Mea, cuyas fotos os pondré en un próximo post) destila por el mismo salvo en época de verano. Pero lo mejor es que la senda nos permite llegar a la parte interior de la cascada. Una sensación que anima a visitar el lugar en épocas más lluviosas.
Es el momento de volver hasta la carretera y tras apenas unos cientos de metros desembocar en
Quintanilla Valdebodres, principio y fin de nuestra ruta.
Comentarios
La Ruta descrita coincide con la del tomo
II del Libro de Enrique del
Rivero. Esta es una ruta en la que el agua desempeña un importante papel. Algunos tramos pueden ser especialmente bellos si los recorremos con abundancia de la misma. No obstante un exceso de la misma puede perjudicar el avance en la primera parte del recorrido.
Esta crónica se redacto poco después de realizar la ruta, por lo que el nivel de detalle es alto. No obstante, como esto ocurrió hace bastante tiempo no puedo asegurar que no haya cambiado la
configuración de los caminos.
En la web se pueden encontrar variantes de esta ruta, con ascenso o descenso por cañones diferentes y regreso por el mismo camino. El PRC-BU-33 está incluido dentro de los senderos del Monumento Natural de Ojo Guareña, si bien en este caso el círculo se completa volviendo por el norte, a través de Villamartín de Sotoscueva.
Mapa en Wikiloc (hecho manualmente, aproximado)