En el valle de Losa, en el monte situado prácticamente frente a la lobera de la Barrerilla respecto al eje formado por el curso del río Jerea, encontramos los restos de la lobera del Toyo. Al contrario que aquella, que fue casi milagrosamente salvada gracias a la oportuna intervención, a iniciativa propia, de algunos agentes forestales, esta lobera se encuentra en un estado lamentable debido a los procesos de plantación y extracción de madera.
Y es una verdadera pena, pues según las mediciones realizadas el del Toyo era el callejo de mayor longitud de todos los localizados en España. Más de 1000 metros distribuidos entre los 700 de una de las paredes y los más de 300 de la otra. Al leer estas cifras debemos reflexionar sobre el enorme trabajo y tiempo que debió requerir la localización, traslado y colocación de este gran volumen de piedras sin apenas medios.
Las paredes están construidas a base de piedra pequeña y ripio (material de relleno). De los tramos existentes se estima una altura máxima en torno a los 2,30 metros. Ambas disponen de portilleras. El foso actualmente tiene una profundidad de 1,50 metros con una superficie de 15 metros cuadrados, encontrándose bastante colmatado.
En el borde del hoyo se observan tres palos clavados en el suelo de 40 cm de altura, cuya función era soportar el parapeto bardado que impedía la visualización del foso por parte del lobo. Al encontrarse con este bajo parapeto, el animal se concentraba en el salto sobre el mismo, quedándose sin margen de reacción frente el foso inmediatamente contiguo. Son muy pocos los casos en los que se encuentran restos de estos parapetos. En otros casos este efecto se conseguía situando el foso a continuación de un pequeño cambio de rasante.
Vista general y detalle de las estacas de sujeción del muro de bardado. |
La lobera del Toyo se encuentra situada en terrenos de aprovechamiento comunal de Villaluenga, Rio de Losa y San Llorente. Se supone que a las correspondientes batidas acudirían los vecinos de estos pueblos, además de los de Hozalla, Mambliga, Fresno y San Martín; además de los alaveses de Basabe, Bóveda, Pinedo, Mioma o Quintanilla. En mi paso por el lugar hablé con un vecino de Rio de Losa de edad avanzada que tenía algún confuso recuerdo de batidas narradas por su padre.
En esta imagen se observan, con un poco de atención, ambos muros que van poco a poco confluyendo. |
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