Ahora que cada vez más lugares se
animan preservar su patrimonio mediante la creación de museos etnográficos
puede ser buen momento para hablar de unos de los más antiguos de la provincia.
El museo del este pueblo fue creado por iniciativa del entonces párroco, Sergio
Arenillas, allá por el año 1978.
El edificio que acoge el museo es
conocido como Palacio del Obispo. Según todos los indicios, fue mandado
construir por el prelado originario del lugar don Andrés Cuesta. Nacido a principio
del siglo XVI, progresó con rapidez en la carrera eclesiástica, llegando a ser
rector de la Universidad de Alcalá y posteriormente nombrado obispo de León por propia iniciativa de Felipe II.
En una de sus
visitas al Vaticano consiguió la donación para esta pequeña parroquia de varias
supuestas reliquias de santos (entre ellos San Antonio Abad y San Sebastián) e
incluso llegó a participar en el concilio de Trento, falleciendo en el camino
de regreso. Como dato anecdótico, las crónicas
indican que el antecesor de Andrés Cuesta en el obispado de león fue otro
burgalés apellidado Temiño; que bien pudiera ser el que levantó su palacio en Puente Arenas.
Desde tiempo inmemorial el
edificio es propiedad del Ayuntamiento. Tras ser utilizado para diversos usos,
desde hace unas décadas es ocupado por el susodicho museo. Aunque la poca luz
ha evitado que las fotos tengan muchas calidad, el edificio y la colección
tienen cierta magia. La colección es amplia y variada, destacando algunas
piezas como el arca del Ayuntamiento, cerrada con tres llaves cuyos poseedores
(el Alcalde, el Secretario y el Concejal-tesorero) debían juntarse para acceder
a los fondos municipales. También llama la atención una curiosa bomba de agua
utilizada antiguamente para sofocar los incendios.
En la planta superior se ha
inaugurado recientemente una sección dedicada a “la francesada”. Se trata de un
evento de periodicidad anual (en 2015 cumplirá su octava edición) que tiene
lugar cada año a mediados de agosto. Rememora la emboscada plenamente
documentada que efectuó el cura Merino ante las tropas francesas durante la
guerra de la Independencia. De hecho, en el saber popular de los vecinos se han
mantenido estas coplas:
La virgen de la Serna, hizo un milagro, que mató a los franceses en Valdecuadro.
La Virgen de la Serna es milagrosa, que mató a los franceses en La Pinosa.
Por cierto, que los de Hontoria se han tomado la representación tan en serio que se han animado a crear un grupo de recreación histórica con el que participar en otras representaciones. Entre otras, según me contaron, en el enorme evento conmemorativo que va a tener lugar los próximos días en Waterloo coincidiendo con el 200 aniversario de la famosa batalla.
Por último quisiera reseñar la amabilidad con que me trataron las personas con que tuve el gusto de cruzar unas palabras.
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