Desde La Puebla de Arganzón una
carretera regional nos conduce a la parte principal del territorio del Condado
de Treviño. En unos kilómetros localizamos, a la altura de una glorieta, un
remozado edificio aislado a la vera del río Ayuda. Se trata de una residencia
de ancianos que en el pasado funcionó como afamado balneario.
El balneario de Cucho funcionó
entre los años 1868 y 1955, aunque de las propiedades de sus manantiales ya
hablaba el diccionario Madoz unas décadas antes. Acudían al mismo familias
pudientes del País Vasco, Burgos o Valladolid buscando cura para sus dolencias
digestivas, respiratorias, urinarias, nerviosas y cutáneas.
Foto de principios del siglo XX. Vemos como el edificio conserva en lo esencial su estructura
En el amplio establecimiento se
ofrecían, además de aguas y baños, tratamientos de lodo. Las aguas del
balneario de Cucho se embotellaron y vendieron hasta mediados del pasado siglo.
Según parece, una de las frecuentes riadas fue uno de los factores que causaron
el fin de la actividad.
Tras el cierre del
establecimiento, los edificios fueron adquiridos por la orden franciscana para
la formación de novicias; siendo esta comunidad quien regenta la actual
residencia. En los jardines exteriores aún existe una pequeña bomba manual de
la que aún extraen los ancianos agua con el característico olor de componente
sulfhídrico.
El pueblo en cuyo terreno se
encuentra el balneario, Cucho, es un reducido lugar con una interesante
arquitectura urbana. Una pequeña muestra la tenéis en las siguientes imágenes.
Un pueblo muy cuidado y muy bonito , sabia que lo sacarias, gracias por compartirlo, un saludo.
ResponderEliminarEn el año 1962 he residido en ese edificio, hace tres años he vuelto y me ha asombrado su restauración.
ResponderEliminarSeguro conociste a mis padres en ese mismo año nací alli
EliminarMe ha encantado encontrar esta pequeña reseña. Los 'señores' (madrileños, barrio de Salamanca) de mi madre (sirvienta soriana) y mi tía (la cocinera) iban allí todos los veranos con la servidumbre. Mi madre, aun después de casada, siguió yendo unos años conmigo, pero el único recuerdo que tengo de esas vacaciones son a través de unas pequeñas fotos ajadas de los primeros años 50. Por eso me alegró dar con este blog.
ResponderEliminarYo nací allí mis padres trabajaron allí me gustaría ver esas fotos un abrazo y gracias
EliminarMe alegro.
ResponderEliminarEn los años veinte (1920) del pasado siglo, mi abuelo paterno, D Juan de Zuazola y Urritikoetxea, solía pasar temporadas en el Balneario de Cucho para aliviar sus dolencias del sistema nervioso que desarrolló cuando vino de La Habana después de perder a su esposa Rosa Lejardi (mi abuela), quien había tristemente fallecido de un síncope cardiaco a los 39 años de edad en 1917. Está enterrada en sl Cementerio de Colón de dicha ciudad. Habían regresado a España en 1919 a bordo del vapor "Patricio de Satrústegui" arribando al puerto de Santander con sus tres hijos, Juan (mi padre) y mis tíos Armando y Julieta. Vivían en el Casco Viejo de Bilbao (calle Lotería #4) en casa de su primo José Ma. Otaolaurrutxi y su esposa Dolores (Lolita) Lejardi (mi tía-abuela). Según me contaba mi padre, su estancia en el Balneario de Cucho le revitalizaba grandemente y le ayudó muchísimo en la curación de sus dolencias nerviosas a los pocos años. Fuéronse después a vivir a Portugalete, donde había comprado un piso en el número doce de la calle General Castaños, donde (ya curado) finalmente falleció en 1943 a la avanzada edad de 84 años. Había nacido en Santurtxi, Biscaia en 1861. Bautizado en la parroquia de San Jorge.
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