El atractivo entorno de unas 150 hectáreas que hoy
conocemos como comunero de Revenga es un lugar de poblamiento antiguo, datable
al menos en el siglo X, tal y como atestiguan dos importantes yacimientos
altomedievales cargados de enigma: la necrópolis de Revenga y el enclave de la Cerca.
Casi en el mismo centro del comunero de Revenga, sobre un
modesta y lisa elevación rocosa, se localiza una impresionante necrópolis
altomedieval.
Los expertos pueden identificar con bastante claridad las
huellas de la antigua iglesia. Para los legos, el rastro más evidente es un
orificio circular, que probablemente hacía la función de pila para bautizar a
los fieles por inmersión o bien era usado como baño ritual de los difuntos previamente a
su inhumación.
Rodeando el templo se descubren
hasta 145 tumbas excavadas en la roca. Las más próximas a la cabecera de la
iglesia pertenecen a niños y tienen forma de bañera. Los enterramientos de los
adultos repiten este modelo para las mujeres y optan por la tumba antropomorfa
para los hombres. El estudio de los enterramientos (con la cabeza siempre hacia
oriente) permite establecer una mortalidad infantil en torno al 70%; siendo
habitual que las madres perecían en el alumbramiento. Tanto la iglesia como la necrópolis
han sido datados en el siglo X.
Para los observadores avezados
(entre los que yo no puedo incluirme) al parecer se distinguen también una
serie de misteriosas insculturas: Varias manos grabadas, una figura demoníaca,
la representación de una escena fálica y una misteriosa serie de hoyos
circulares comunicados por un fino reguero, que podrían servir para conducir la
sangre de algún sacrificio ritual. Incluso existen unas huellas fósiles de un
gran dinosaurio terópodo.
Aproximadamente a un kilómetro del yacimiento de Revenga, y
ya en lo más intrincado del pinar, se encuentra el aún más misterioso enclave
de La Cerca. Las teorías actuales plantean que este lugar pudiera ser un monasterio
rupestre altomedieval que aprovechó las oquedades de un pequeño promontorio
rocoso para su desarrollo. Los monjes eremitas aprovecharon todas sus cuevas,
abrigos y grietas para instalar numerosos habitáculos, lugares de culto y
enterramientos.
El espectador inexperto puede apreciar una cueva principal
con varias oquedades artificiales a modo de hornacinas y cazoletas. Justo
enfrente hay una gran roca abrazada por un roble centenario; que fue el altar
de la antigua iglesia. Tiene labrada una cruz y se observan claramente unas
escaleras talladas en la misma.
El conjunto cenobítico se completa con otra serie de pequeñas cuevas y abrigos en los que, así mismo, aparecen varias hornacinas y cazoletas. Dispersas por toda la zona y, en su mayoría ocultas por la espesa vegetación que se ha enseñoreado del lugar, se localizan unas cuantas tumbas antropomorfas excavadas en la roca.
Para completar las sorpresas que nos ofrece
este enclave, resulta que el murallón rocoso es parte del entorno protector de
un antiguo castro de la edad del hierro, del que se pueden rastrear los restos
de sus antiguos muros.
Imagen tomada de un panel explicativo
Cabe decir que los restos de este
enclave debieron ser bastante más evidentes hasta principios del siglo pasado.
Durante este tiempo el yacimiento fue usado como cantera por parte de gentes de
la zona hasta que un desprendimiento ocasionó la muerte de una persona. Desde
entonces el lugar (que ya se conocía como “iglesia de los moros”) fue evitado en
parte por razones de superstición.
Según documento que se remonta al
siglo XI, el territorio de Revenga fue cedido por el conde Sancho al monasterio
de San Millán de la Cogolla. En 1212 pasa a depender del monasterio de San
Pedro de Arlanza y para el siglo XIV queda casi despoblado. Por un documento fechado
el 8 de Octubre de 1481 el abad don Andrés cede el término a las villas de
Quintanar, Canicosa y Regumiel, que son las que hacen límite con este enclave,
para administración conjunta. Curiosamente Revenga se encuentra prácticamente a
la misma distancia de los tres pueblos.
Este modelo de gestión se ha ido prolongando
hasta nuestros días, existiendo una gestión rotatoria que se transfiere con
ocasión de la romería anual, que tiene lugar el último domingo del mes de mayo.
En este día los vecinos y allegados acuden masivamente a este bucólico entorno
(también muy frecuentado todos los fines de semana de buen tiempo) para honrar
a la Virgen de Revenga. Es entonces cuando se entonan esas canciones serranas
que muchos habremos escuchado más de una vez:
“A la Virgen
de Revenga
un serrano le pidió
el amor de una serrana
y la virgen se lo dio…”
La ermita actual se rehace en el
siglo XIX sobre una construcción del siglo XVIII, que a su vez se había
levantado sobre otra románica del siglo XII. Forma un conjunto con la ermita una
casa consistorio que data del siglo XVIII. En los últimos años se han
incorporado a los atractivos de Revenga la llamada “Casa de la Madera”: un singular
edificio gestionado por la Consejería de Medio Ambiente y que sirve para difundir los valores de este territorio...
... y el parque de aventuras “de Pino aPino”.
Gracias por la entrada Montacedo, Revenga es un sitio espectacular (esos sitios que aprecias más con el paso del tiempo). Desconocía que era fue un antiguo castro, y anda que no habré ido veces de niño con el colegio. Un saludo!
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