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lunes, 10 de febrero de 2014

Iglesia de Soto de Bureba

El pueblo de Soto de Bureba se levanta en las faldas de la sierra de Oña, muy cerca de la cumbre de la misma, el Pan Perdido, que se eleva por encima de los 1200 metros. En el minúsculo caserío se erige como absoluta protagonista la iglesia parroquial de San Andrés.



Ya junto a la misma, lo primero que nos encontramos son las evidencias del derrumbe producido en 1988 y que tuvo como consecuencias la pérdida de un ala del edificio, la del lado norte (que en realidad era un añadido bajo medieval) y la espadaña.
 

No obstante, la existencia de un husillo y las referencias que se tienen del edificio con anterioridad al derrumbe (por ejemplo la existencia de una bóveda esquifada), hacen pensar que el plan original pudiera ser la edificación de una torre del tipo de la de San Pedro de Tejada y por alguna razón el edificio se reformuló para la inclusión de una espadaña apoyada sobre el arco triunfal. Es posible que esta reformulación debilitase la estructura y acabase derivando (siete siglos después) en el desplome.
 
Se tiene constancia que ya en el año 1935 se llamaba la atención tanto sobre el interés del templo como del riesgo que corría. Tal vez de esta época provengan las fotografías que aparecen en el archivo de la Diputación provincial de Burgos, en la que aparece un grupo de personas examinando el edificio.


La iglesia en 1925

El caso es que después del derrumbe se procedió a la restauración situando esta vez una torre cuadrada que, si bien tal vez no recupera el valor artístico, si que nos permite aproximarnos al aspecto arquitectónico pensado originalmente.
 

Afortunadamente la estructura principal del edificio se mantuvo intacta. Observamos en general cierta austeridad solo rota por el óculo tetralobulado que se observa en el lado oeste. En contraste con la sobriedad arquitectónica y la que se observa en el interior del edificio, la escultura exterior es una de las más interesantes del románico burgalés, en especial en lo que se refiere a su portada.


 
 
Una de las primeras cosas que llaman la atención de esta portada es una composición general un tanto forzada y anómala, lo cual se denota especialmente en la aparición de un tímpano relleno parcialmente de argamasa. Los expertos creen que la vista actual obedece a una remodelación, efectuada probablemente en el siglo XVIII (momento en el que está fechada la, por otro lado, interesante puerta). La imagen original de la entrada obedecería pues a un arco de medio punto, más  al estilo de las de Almendres o Miñón, con las que muestra evidentes afinidades.
 

 
 
En todo caso esta portada tiene un variadísimo programa iconográfico de rica interpretación en el que abundan los personajes de aspecto mitológico; muchos de ellos aparentemente inspirados en miniaturas de los códices. No entraremos aquí a comentar uno por uno todos los elementos, pero sí mostraremos algunas imágenes: aquí el lado izquierdo de la jamba.
 

Aquí el lado derecho


Arquivolta-tímpano, relieves circulares que algunos expertos relacionan con los símbolos del zodiaco.

 
Personajes que parecen mantener una conversación

 
Diversos animales fantásticos


 
Probable representación de la virgen


Respecto a esta portada, tenemos incluso una inscripción en la parte inferior de la primera arquivolta (y por ello protegida de la intemperie), que nos informa sobre la fecha de construcción y sus autores:

"IN NOMINO / DOMINI: / NOSTRI: / IHES(U): X(RIST)I: / (IS)TA ECCL/ESIA : CLA/MANT: S(AN)C(T)I ANDR(AE) / ERA: M: /CC: XIIII / (IS)TE PORTAL /FECIT" PETR/US DA EGA / IHOHANES / MICAEL".

 
O sea: “En el nombre de nuestro señor Jesucristo. A esta Iglesia la llaman de San Andrés. En la era de 1214 (año 1176). Este portal hicieron Pedro de Ega y Juan Miguel”. Todo parece indicar que la iglesia como tal es contemporánea de la portada.
 
La escultura exterior de la iglesia no se limita a la portada. Aquí vemos los capiteles de la ventana de la nave.

 
Además se conserva el ábside con un rico programa decorativo en capiteles y canecillos.

 
La ventana absidal está ocupada por animales fantásticos de bella factura.

 
Aquí os muestro un par de imágenes de canecillos y relieves.


 

En la escultura parecen combinarse el trabajo de dos maestros: uno algo más tosco, aunque no exento de habilidad, que tiene más dificultades en el tratamiento de personajes y otro con mayor capacidad técnica e interés por el detalle.
 
El interior es mucho menos interesante. Al haber sido afectado en mayor medida por el derrumbre, se nos muestra en su mayor parte cubierto de ladrillo.
 


 
 
El atrio de la iglesia de Soto es un excelente mirador sobre las tierras de la Bureba, tal y como apreciamos en esta estampa primaveral.

 
A tiro de piedra de Soto de Bureba observamos la iglesia y casas de Quintanilla-Cabe-Soto. Este es uno de los pueblos que menciona Elias Rubio en su libro "Los pueblos del Silencio"



Cuenta el autor que el último vecino marchó a Briviesca en el 68, tras diez años de vida en soledad. El caso es que hoy en día la mayoría de las escasas construcciones están en buenas condiciones y hay evidencias claras de vida en periodos festivos. Cuenta con dos habitantes empadronados (Soto llega los seis, aunque el año pasado tenía sólo dos).

4 comentarios:

  1. La Bureba es una comarca maravillosa. Después de visitar Briviesca, camino de Trespaderne, nos detivimos en Los Barrios de Bureba para visitar la iglesia del pueblo que un señor muy amable abrió para nosotros. Luego fuimos a la ermita de las afueras. Pero me doy cuenta que teníamos que habernos acercado a Soto.

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  2. Gracias por los comentarios. Lamentablemente esta iglesia no suele entrar en los programas de apertura de monumentos.

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  3. Genial entrada como siempre Montacedo. Como comentas, la portada sorprende por su originalidad, toda una joya. La Bureba no deja de soprender.

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